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domingo, 21 de septiembre de 2014

domingo, 7 de julio de 2013

viernes, 31 de mayo de 2013

Un fenómeno solar paralizó Manhattan

Miles de neoyorquinos observaron una imponente puesta de sol en medio de los edificios de la Gran Manzana.

La ciudad de Nueva York y particularmente Manhattan se paralizó el miércoles último cuando un fenómeno solar pudo verse masivamente. Foto: Reuters

martes, 30 de octubre de 2012

Sandy deja una estela de destrucción en EE.UU.

Declaran “zona catastrófica” las áreas de Nueva York y Nueva Jersey afectadas por los fuertes vientos y anegadas por la marejada de “Sandy”. (AP)
La supertormenta azotó siete estados. El más castigado fue Nueva York, donde olas de 4 metros inundaron calles, subte y túneles viales.

martes, 11 de septiembre de 2012

A 11 años del horror, renacen los rascacielos en Nueva York

La torre 1 World Trade Center
se terminará en 2014. (AP)
NUEVA YORK.- Once años atrás, la silueta de Manhattan se hizo polvo tras el peor atentado terrorista de la historia. Ahora, una nueva silueta comienza a tomar forma, dejando al descubierto una añeja tradición de la Gran Manzana que se resiste a desaparecer: la construcción de rascacielos.

Miles de obreros trabajan desparramados en un puñado de torres que cambiarán la figura de Nueva York, una de las ciudades donde la construcción de rascacielos hizo oídos sordos a los temores desatados por los atentados del 11 de Septiembre, que se cobraron la vida de casi 3000 personas que serán recordadas hoy.

La torre 1 World Trade Center (anteriormente conocida como Freedom Tower), que cuando se termine en 2014 se convertirá en el edificio más alto de Estados Unidos, es tan sólo la cara más visible de un fenómeno que se extendió más allá de Ground Zero y del mercado inmobiliario comercial. En Nueva York se construyen rascacielos para oficinas, pero también se levantan gigantes de acero para que la gente viva en ellos.

En 2001, muchos imaginaron un futuro sin rascacielos. Pero pasó lo contrario. "El futuro se ve brillante", dijo a LA NACION Tim Johnson, presidente del Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano. "Y en parte tiene que ver con que, si bien es un mundo muy volátil en términos económicos y financieros, y hay preocupaciones, hay pocas ciudades donde la gente realmente quiere vivir y hacer negocios. Con el avance de la globalización, las empresas buscan a los mejores talentos, que están en lugares como Nueva York, Londres, China, Hong Kong", añadió.

"No hay lugar en el mundo como Nueva York. Cada año, miles de jóvenes, gente educada, creativa, se muda a la ciudad para trabajar y vivir. Siempre habrá una demanda para viviendas residenciales, así que el pronóstico es muy bueno", coincidió, en diálogo con LA NACION, Larry Silverstein, líder de la empresa constructora que lleva su nombre, la más involucrada en la reconstrucción de Ground Zero.

El desarrollo de rascacielos es un fenómeno global. Nueva York forma parte de un exclusivo club de seis urbes donde existen más de 100 edificios de más de 150 metros. En ese grupo -que completan Hong Kong, Tokio, Dubai, Chicago y Shanghai-, sólo Hong Kong tiene más rascacielos que la Gran Manzana.

Pero lo más llamativo es que en Nueva York, golpeada por los ataques del 11 de Septiembre y epicentro de la crisis financiera global, se construyen rascacielos para que viva gente, ya sea en hoteles o en departamentos.

"En las ciudades verticales, los precios de la tierra son altos y eso impulsa la construcción de edificios altos. A la gente le gusta vivir en edificios altos, la vista, estar por encima de todo. Hace algunos años sólo había edificios altos de oficinas. Ahora son residenciales", completó Johnson.

Hay, con todo, una consecuencia concreta que dejaron los ataques terroristas: los edificios se levantan con más concreto y más acero que antes, en un esfuerzo por construir las torres más seguras del planeta.

Basta recorrer tres proyectos en la ciudad para ver la evidencia. La torre 432 Park Avenue, diseñada por el estudio del arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, es, por lejos, el más ambicioso de todos: será el edificio residencial más alto de Estados Unidos, y los departamentos se venderán a un precio estimado de 45.000 dólares el metro cuadrado.

Otros dos proyectos también muestran la bonanza que viven los gigantes de acero. Uno es la torre One57, que estará terminada el año próximo. Ubicada en la parte central de Manhattan, está "partida" en dos: una parte de la torre serán condominios; la otra, un hotel Park Hyatt, una prueba de otro de los ingredientes que empujan el fenómeno, el turismo.

Ambos edificios superarán a la llamada torre Gehry, en honor al arquitecto Frank Gehry, que en la actualidad es el edificio residencial más alto de Occidente. La torre de casi 270 metros, en la zona baja de Manhattan, se inauguró el año pasado.

Con todo, los edificios más altos crecen en otras latitudes. El Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano acuñó un nuevo término a fines de 2011: los edificios "megaaltos", para distinguir las torres de más de 600 metros. En 2000, la altura promedio de los 20 edificios más altos era 375 metros. Para 2020, se espera que sea de 598 metros, gracias a que habrá ocho edificios "megaaltos" en todo el mundo. Como todo un síntoma de que el desarrollo viajó a otras latitudes, ninguno de esos rascacielos estará en Estados Unidos.

Pero, aunque no sean los más altos del mundo, los rascacielos aún crecen en la Gran Manzana, que tendrá, en un par de años, una silueta completamente nueva.

Fuente: La Nación

viernes, 1 de junio de 2012

Campaña contra la obesidad: En Nueva York quieren prohibir la venta de gaseosas azucaradas


Bloomberg, en plena cruzada contra las gaseosas.
Foto: The New York Times.

En una polémica iniciativa que ya está en boca de todos los ciudadanos de Nueva York y que busca combatir la obesidad, el alcalde de esa ciudad, Michael Bloomberg, quiere prohibir la venta de gaseosas azucaradas de más de medio litro en lugares públicos.

Los restaurantes de comida rápida, los teatros, los cines, los estadios deportivos y los característicos puestos de panchos instalados a lo largo y a lo ancho del Central Park deberán limitar sus ventas de gaseosa a recipientes de menos de 16 onzas (470 mililitros), si el consejo municipal de salud aprueba la norma el mes próximo.

Los supermercados y los almacenes están excluidos de la medida. Del mismo modo, en los locales de comida rápida, si bien sólo se ofrecerán vasos de menos de 16 onzas, seguirá permitido el refill (volver a llenar el recipiente).

"La obesidad es un problema nacional. En todo Estados Unidos los responsables de salud pública se lamentan y dicen que es terrible", expresó Bloomberg en una entrevista con el diario local The New York Times. "Nueva York no es un lugar para lamentarse; aquí se trata de hacer algo", completó.

Esta nueva norma, que entraría en vigor en marzo de 2013, incluye las gaseosas, las bebidas energizantes y los tés fríos azucarados. En cambio, las bebidas que contengan menos de 25 calorías, las aguas vitamínicas, los jugos de frutas, las bebidas lácteas y las alcohólicas quedan fuera de las restricciones.

La embestida de Bloomberg contra las gaseosas comenzó en 2009, cuando lanzó una campaña publicitaria contra su consumo. En ese momento señalaba que 600 mililitros de gaseosa diarios equivalían a 22 kilos de azúcar por año.

Esta vez, el alcalde volvió a echar mano a datos duros. Ayer, subrayó que 58% de los adultos en Nueva York son obesos o tienen sobrepeso y que este problema también afecta al 40% de los niños de las escuelas públicas. Además, precisó que la obesidad causa la muerte de más de 5000 personas al año en esa ciudad.

Con esta nueva norma, agregó, pretende que para 2016 el porcentaje de adultos que consumen una bebida azucarada por día baje del 30% al 20%.

El anuncio de la medida despertó reacciones de inmediato. La Asociación de Bebidas de Nueva York señaló a través de un comunicado que el Departamento de Sanidad de la ciudad "tiene de nuevo la insana obsesión de atacar este tipo de bebidas". En ese sentido, rechazó la idea de que la obesidad en el país pueda combatirse "atacando las gaseosas".

Bloomberg, que dijo haber tomado una gaseosa dietética "en algún día de calor", replicó las críticas con sarcasmo. Señaló que él no controla las compras de los ciudadanos, que aun con la medida pueden comprar varias bebidas. "Podrán decir que el problema es que es menos conveniente transportar dos vasos de 16 onzas hasta su asiento en el teatro que uno de 32", ironizó.

La lucha contra la obesidad, que en 2010 afectaba a 2,4 millones de adultos en Estados Unidos y alcanzó el rango de epidemia, tiene una representante a nivel nacional. Es nada menos que la primera dama, Michelle Obama, que protagoniza la campaña nacional "Let's move" (Movámonos), para advertir sobre los riesgos de la enfermedad, como problemas cardiovasculares, diabetes, cáncer y trastornos del sueño. Para eso, la esposa de Barack Obama se pasea por programas de televisión estadounidense para dar ejemplos de dieta saludable y ejercicios físicos.

Fuente: EFE y AFP

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