Bloomberg, en plena cruzada contra las gaseosas.
Foto: The New York Times. |
En una polémica iniciativa que ya está en boca
de todos los ciudadanos de Nueva York y que busca combatir la obesidad, el
alcalde de esa ciudad, Michael Bloomberg, quiere prohibir la venta de gaseosas
azucaradas de más de medio litro en lugares públicos.
Los restaurantes de comida rápida, los teatros, los cines,
los estadios deportivos y los característicos puestos de panchos instalados a
lo largo y a lo ancho del Central Park deberán limitar sus ventas de gaseosa a
recipientes de menos de 16
onzas (470 mililitros), si el consejo municipal de salud
aprueba la norma el mes próximo.
Los supermercados y los almacenes están excluidos de la
medida. Del mismo modo, en los locales de comida rápida, si bien sólo se
ofrecerán vasos de menos de 16
onzas , seguirá permitido el refill (volver a llenar el
recipiente).
"La obesidad es un problema nacional. En todo Estados
Unidos los responsables de salud pública se lamentan y dicen que es
terrible", expresó Bloomberg en una entrevista con el diario local The New
York Times. "Nueva York no es un lugar para lamentarse; aquí se trata de
hacer algo", completó.
Esta nueva norma, que entraría en vigor en marzo de 2013,
incluye las gaseosas, las bebidas energizantes y los tés fríos azucarados. En
cambio, las bebidas que contengan menos de 25 calorías, las aguas vitamínicas,
los jugos de frutas, las bebidas lácteas y las alcohólicas quedan fuera de las
restricciones.
La embestida de Bloomberg contra las gaseosas comenzó en
2009, cuando lanzó una campaña publicitaria contra su consumo. En ese momento
señalaba que 600 mililitros de gaseosa diarios equivalían a 22 kilos de azúcar
por año.
Esta vez, el alcalde volvió a echar mano a datos duros.
Ayer, subrayó que 58% de los adultos en Nueva York son obesos o tienen
sobrepeso y que este problema también afecta al 40% de los niños de las
escuelas públicas. Además, precisó que la obesidad causa la muerte de más de
5000 personas al año en esa ciudad.
Con esta nueva norma, agregó, pretende que para 2016 el
porcentaje de adultos que consumen una bebida azucarada por día baje del 30% al
20%.
El anuncio de la medida despertó reacciones de inmediato. La Asociación de Bebidas
de Nueva York señaló a través de un comunicado que el Departamento de Sanidad
de la ciudad "tiene de nuevo la insana obsesión de atacar este tipo de
bebidas". En ese sentido, rechazó la idea de que la obesidad en el país
pueda combatirse "atacando las gaseosas".
Bloomberg, que dijo haber tomado una gaseosa dietética
"en algún día de calor", replicó las críticas con sarcasmo. Señaló
que él no controla las compras de los ciudadanos, que aun con la medida pueden
comprar varias bebidas. "Podrán decir que el problema es que es menos
conveniente transportar dos vasos de 16 onzas hasta su asiento en el teatro que uno
de 32", ironizó.
La lucha contra la obesidad, que en 2010 afectaba a 2,4
millones de adultos en Estados Unidos y alcanzó el rango de epidemia, tiene una
representante a nivel nacional. Es nada menos que la primera dama, Michelle
Obama, que protagoniza la campaña nacional "Let's move" (Movámonos),
para advertir sobre los riesgos de la enfermedad, como problemas
cardiovasculares, diabetes, cáncer y trastornos del sueño. Para eso, la esposa
de Barack Obama se pasea por programas de televisión estadounidense para dar
ejemplos de dieta saludable y ejercicios físicos.
Fuente: EFE y AFP
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