martes, 17 de julio de 2012

Los Tres Chiflados están de vuelta


Nuevas locuras. Foto: FOX
A imagen y semejanza de generaciones enteras de espectadores argentinos, los hermanos Peter y Bobby Farrelly descubrieron a Los Tres Chiflados gracias a la televisión.

Como tantos de nosotros, los directores de Loco por Mary no dejaron desde ese momento de encontrar en ese desfile único de golpes, gruñidos, onomatopeyas y situaciones delirantes una fuente de inspiración inagotable para reírse a más no poder. Y como tantos de nosotros, los Farrelly se sumaron a ese extraordinario y único ritual de aprenderse casi de memoria la rutina de cada episodio y celebrar con un festejo anticipado a pura carcajada todo lo que está por venir.

Ese verdadero culto convirtió a Los Tres Chiflados en una leyenda que asombra, sobre todo, por lo perdurable de su vigencia y de su éxito. En la Argentina, sus casi 200 cortos televisivos -de 16 minutos, aproximadamente, cada uno- se exhiben casi ininterrumpidamente desde 1963 y hoy pueden recuperarse y revivirse, en distintos días y horarios, a través de la señal de cable TCM.



Los Farrelly se sumaron en los Estados Unidos a la legión de fans del celebrado trío. "En toda mi vida, nadie me hizo reír tanto como ellos", llegó a decir Peter, tan convencido como su hermano de que los Stooges necesitaban, además del recuerdo, una reivindicación. "Nunca llegaron a ser valorados como figuras de primera clase -agregó Peter-, pese a que ellos lo merecían más que nadie."

El regocijo ante cada reencuentro con el lunático humor de Los Tres Chiflados debe haber pesado en los Farrelly tanto como el recuerdo de las penurias y los sufrimientos que Moe, Larry y Curly atravesaron a lo largo de sus vidas. Con ese espíritu, los directores fueron y vinieron a lo largo de los últimos 15 años con un proyecto que por fin puede ver la luz y pudo concretarse a partir de hechos y connotaciones muy distintas a las que llegaron a imaginarse en un principio.

Desde el comienzo, Los Tres Chiflados -cuyo estreno en la Argentina anuncia Fox para pasado mañana sólo en copias dobladas al castellano- se propone como un claro tributo a la vida y la obra humorística del trío. No es una biografía en sentido estricto, sino una suerte de ficcionalización -apoyada en las claves de su fórmula cómica- de algunas de las privaciones que les tocó enfrentar.

Desde un punto de partida que reconoce coincidencias con la celebrada aparición cinematográfica de los Blues Brothers (conocida aquí como Los hermanos Caradura), Curly, Larry y Moe deben ir a juntar fondos para salir al rescate del orfanato en el que se criaron y ayudar a la congregación de monjas encargadas de cuidar allí a chicos sin familia ni hogar.

Con esa premisa, los Farrelly trabajaron desde 1996 en sucesivos borradores de un guión que encontró unos cuantos obstáculos en el camino. Por un lado, la idea recorrió varios estudios hasta que uno de ellos -MGM- se hizo cargo en vísperas del estallido de una crisis que llegó a ser casi terminal. Por el otro, la mención de grandes figuras con potencial para interpretar al trío se convirtió en un problema para los Farrelly, que buscaban, sobre todo, que Moe, Larry y Curly hablaran por sí mismos en la película. "No queríamos -dijo Bobby más de una vez- al actor dispuesto a entregar su propia versión del personaje."

Por eso quedó en el camino una lista más que relevante de nombres. En un momento, llegó a decirse que Jim Carrey (Curly), Sean Penn (Larry) y Benicio del Toro (Moe) encabezarían un elenco de lujo. En los tiempos iniciales del proyecto, se habló inclusive de Robert de Niro y Russell Crowe. Los Farrelly, fieles a la idea de imponer al personaje por sobre el actor, se quedaron con intérpretes muy confiables, pero de menor renombre para el gran público: Sean Hayes (Will & Grace) sería Larry; Chris Diamantopoulos (24), Moe, y Will Sasso, Curly. Todos ellos, provenientes de la TV, debían comprometerse a revivir con fidelidad máxima las características fisonómicas y de comportamiento de Los Tres Chiflados que todos conocemos.

A los Farrelly no les preocupaba la brecha generacional -a priori riesgosa, sobre todo, para el mercado norteamericano- que se planteaba entre su proyecto y la memoria de un público para el cual Los Tres Chiflados constituía un recuerdo válido, pero demasiado lejano en el tiempo. Ese temor recorrió algunos despachos de Hollywood durante los últimos años y resultó al fin y al cabo una de las causas que dilató hasta hoy la culminación favorable del proyecto. "Lo que queríamos era sobre todo -concluye Peter- lograr que los fans de Los Tres Chiflados se sintieran identificados y reconocidos. Nadie podría hacer en Hollywood una película sobre Los Tres Chiflados sin rendirles máxima fidelidad a Moe, Larry y Curly. Debían tener el mismo aspecto, hablar igual que ellos, vestirse del mismo modo. Los trajimos al siglo XXI, pero con aquel espíritu intacto."

Los Tres Chiflados en el recuerdo:



Fuente: La Nación

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