La torre 1 World Trade Center se terminará en 2014. (AP) |
NUEVA YORK.- Once años atrás, la silueta de Manhattan se
hizo polvo tras el peor atentado terrorista de la historia. Ahora, una nueva
silueta comienza a tomar forma, dejando al descubierto una añeja tradición de la Gran Manzana que se
resiste a desaparecer: la construcción de rascacielos.
Miles de obreros trabajan desparramados en un puñado de
torres que cambiarán la figura de Nueva York, una de las ciudades donde la
construcción de rascacielos hizo oídos sordos a los temores desatados por los
atentados del 11 de Septiembre, que se cobraron la vida de casi 3000 personas
que serán recordadas hoy.
La torre 1 World Trade Center (anteriormente conocida como
Freedom Tower), que cuando se termine en 2014 se convertirá en el edificio más
alto de Estados Unidos, es tan sólo la cara más visible de un fenómeno que se
extendió más allá de Ground Zero y del mercado inmobiliario comercial. En Nueva
York se construyen rascacielos para oficinas, pero también se levantan gigantes
de acero para que la gente viva en ellos.
En 2001, muchos imaginaron un futuro sin rascacielos. Pero
pasó lo contrario. "El futuro se ve brillante", dijo a LA NACION Tim Johnson,
presidente del Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano. "Y en parte
tiene que ver con que, si bien es un mundo muy volátil en términos económicos y
financieros, y hay preocupaciones, hay pocas ciudades donde la gente realmente
quiere vivir y hacer negocios. Con el avance de la globalización, las empresas
buscan a los mejores talentos, que están en lugares como Nueva York, Londres,
China, Hong Kong", añadió.
"No hay lugar en el mundo como Nueva York. Cada año,
miles de jóvenes, gente educada, creativa, se muda a la ciudad para trabajar y
vivir. Siempre habrá una demanda para viviendas residenciales, así que el
pronóstico es muy bueno", coincidió, en diálogo con LA NACION , Larry Silverstein,
líder de la empresa constructora que lleva su nombre, la más involucrada en la
reconstrucción de Ground Zero.
El desarrollo de rascacielos es un fenómeno global. Nueva
York forma parte de un exclusivo club de seis urbes donde existen más de 100
edificios de más de 150
metros . En ese grupo -que completan Hong Kong, Tokio,
Dubai, Chicago y Shanghai-, sólo Hong Kong tiene más rascacielos que la Gran Manzana.
Pero lo más llamativo es que en Nueva York, golpeada por los
ataques del 11 de Septiembre y epicentro de la crisis financiera global, se
construyen rascacielos para que viva gente, ya sea en hoteles o en
departamentos.
"En las ciudades verticales, los precios de la tierra
son altos y eso impulsa la construcción de edificios altos. A la gente le gusta
vivir en edificios altos, la vista, estar por encima de todo. Hace algunos años
sólo había edificios altos de oficinas. Ahora son residenciales", completó
Johnson.
Hay, con todo, una consecuencia concreta que dejaron los
ataques terroristas: los edificios se levantan con más concreto y más acero que
antes, en un esfuerzo por construir las torres más seguras del planeta.
Basta recorrer tres proyectos en la ciudad para ver la
evidencia. La torre 432 Park Avenue, diseñada por el estudio del arquitecto
uruguayo Rafael Viñoly, es, por lejos, el más ambicioso de todos: será el
edificio residencial más alto de Estados Unidos, y los departamentos se
venderán a un precio estimado de 45.000 dólares el metro cuadrado.
Otros dos proyectos también muestran la bonanza que viven
los gigantes de acero. Uno es la torre One57, que estará terminada el año
próximo. Ubicada en la parte central de Manhattan, está "partida" en
dos: una parte de la torre serán condominios; la otra, un hotel Park Hyatt, una
prueba de otro de los ingredientes que empujan el fenómeno, el turismo.
Ambos edificios superarán a la llamada torre Gehry, en honor
al arquitecto Frank Gehry, que en la actualidad es el edificio residencial más
alto de Occidente. La torre de casi 270 metros , en la zona baja de Manhattan, se
inauguró el año pasado.
Con todo, los edificios más altos crecen en otras latitudes.
El Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano acuñó un nuevo término a fines
de 2011: los edificios "megaaltos", para distinguir las torres de más
de 600 metros .
En 2000, la altura promedio de los 20 edificios más altos era 375 metros . Para 2020,
se espera que sea de 598
metros , gracias a que habrá ocho edificios
"megaaltos" en todo el mundo. Como todo un síntoma de que el
desarrollo viajó a otras latitudes, ninguno de esos rascacielos estará en
Estados Unidos.
Pero, aunque no sean los más altos del mundo, los
rascacielos aún crecen en la
Gran Manzana , que tendrá, en un par de años, una silueta
completamente nueva.
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