Cebras (haplochromis/wikimedia commons) |
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miércoles, 11 de junio de 2014
Descubren la migración terrestre de vida salvaje más larga en África
Investigadores han documentado la migración más larga conocida -terrestre de vida silvestre en África: varios miles de cebras cubriendo una distancia de 500 kilómetros, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
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sábado, 27 de julio de 2013
Para el año 2100, la población mundial llegaría a 11 mil millones
Parece lejano ya el tiempo en el que Naciones Unidas
anunciaba que la población mundial había superado el límite de los 7.000
millones de habitantes. Sin embargo, eso fue el 31 de octubre de 2011. Dos años
después, el tema que preocupa ahora a los demógrafos de la ONU es la fecha en la que se
superará el límite de los 11.000 millones.
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viernes, 13 de julio de 2012
Nueva evidencia sobre el origen de los primeros americanos
Los hallazgos de la mayor investigación genética de nativos
americanos realizada hasta el momento fueron publicados en la revista Nature.
El equipo internacional de investigadores analizó datos de
52 grupos indígenas de América -desde Canadá hasta Tierra del Fuego- y 17 de
Siberia, y estudió más de 300.000 variaciones de sus ADN, conocidas como
polimorfismos de nucleótido simple (SNP, por sus siglas en inglés).
Esto les permitió examinar los patrones de similitudes y
diferencias genéticas entre los grupos de población.
"Durante años se ha discutido si la ocupación de
América ocurrió en una o varias oleadas procedentes de Siberia", dijo el
profesor Andrés Ruiz-Linares de la University College
London (UCL), coautor de la investigación.
"Pero nuestra investigación resuelve el debate: los
indígenas americanos no provienen de una sola migración".
Linajes asiáticos
La segunda y tercera oleada generaron impacto principalmente en las poblaciones del Ártico. |
Según el estudio, la mayoría de las tribus descienden de la
primera oleada a la que han denominado los "primeros americanos".
La segunda y tercera oleada se limitaron a Norteamérica y
solo generaron impacto en las poblaciones del Ártico, cuyas lenguas pertenecen
a la familia esquimo-aleutianas y a los chipewyan canadienses.
Estas poblaciones, sin embargo, heredaron la mayor parte de
su genoma (la secuencia de ADN contenida en los núcleos de las células) de la
primera migración.
Quienes hablan esquimo-aleutiano obtuvieron más del 50% de
su ADN de los primeros americanos, mientras que los chipewyan obtuvieron
alrededor del 90%.
Eso significa que las tres olas terminaron mezclándose.
"Hay por lo menos tres linajes en los indígenas
americanos", dijo el coautor David Reich, profesor de genética de la Harvard Medical
School. "La cepa asiática de la que provienen los primeros americanos es
la más antigua, mientras que los linajes que otorgaron parte de su ADN a los
esquimales-aleutianos y a los chipewyan canadienses están más estrechamente
relacionados con las poblaciones actuales de Asia Oriental".
Pruebas de ADN mitocondrial -la información genética en las
mitocondrias que dan energía a las células- apoyan la teoría de que la
descendencia solo proviene de un grupo fundador de colonizadores, que cruzaron
de Siberia a América a través del puente terrestre de Beringia.
Este puente natural apareció durante la última Edad de
Hielo, cuando los niveles del mar eran más bajos y permitió a los cazadores
explorar los dos continentes. Durante la última glaciación, volvió a
desaparecer.
De norte a sur
La migración de tres etapas había sido propuesta
anteriormente, basada en una polémica interpretación de las relaciones del
lenguaje y las características físicas de los dientes de los grupos de
indígenas americanos.
El equipo también encontró que una vez que se encontraban en
el continente americano, las personas se movieron hacia el sur, a lo largo de
una ruta que bordeó la costa y que luego se dispersaron por el camino.
Después, hubo poco flujo genético entre los grupos de
indígenas americanos, especialmente en América del Sur.
Dos excepciones notables a esta dispersión también fueron
descubiertas por el estudio. En primer lugar, los hablantes de lenguas chibchas
en América Central tienen ancestros del norte y el sur de América, lo que
refleja que la población del sur regresó al norte en algún momento.
En segundo lugar, los hablantes de la lengua naukanski y
chukchi -en la costa norte de Siberia- poseen ADN de los "primeros
americanos". Por lo tanto, se considera que los hablantes
esquimal-aleutianos emigraron de vuelta a Asia, llevando sus genes
nativoamericanos.
El análisis del equipo se complicó debido a la afluencia en
el hemisferio de los inmigrantes europeos y africanos desde 1492 y a los 500
años de mezcla genética que le siguieron.
Para solucionar esto, los autores desarrollaron métodos que
les permitieron concentrarse en las secciones de los genomas de los pueblos
indígenas que eran de origen completamente americano.
Fuente: BBC
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Tierra del Fuego
miércoles, 6 de junio de 2012
Científicos advierten de un colapso planetario inminente e irreversible
(CHENG `LILY´LI)
|
Las llamadas de atención ya fueron muchas pero ésta, por el
prestigio de las voces que la realizan y lo tajante de su mensaje, quizás
consiga, por fin, hacerse escuchar.
Un renombrado plantel de 22 científicos de todo el mundo advirtieron
que la Tierra
se aproxima a un colapso inminente e irreversible en cuestión de décadas.
Si no se toman las medidas adecuadas, la humanidad se
enfrentará sin remedio a un “nuevo régimen para el que no estamos preparados”. Aunque
aclararon que “por fortuna, aún estamos a tiempo de corregir”.
El panorama desolador incluye carencia de alimentos y de
agua potable, enormes sequías, extinción de especies y migraciones masivas de
gente en busca de su propia supervivencia “como nunca hemos visto en la
historia”.
Las causas, según explican en la revista “Nature”, son el
brutal crecimiento de la población, la destrucción de los ecosistemas naturales
en todo el mundo y el cambio climático.
Para empezar, somos muchos y consumimos demasiados recursos.
La tasa de crecimiento anual de la población es de unos 77 millones de personas,
casi mil veces superior a la experimentada hace entre 10.000 y 400 años. Hemos
alterado el paisaje gravemente y emitimos a la atmósfera cantidades ingentes de
CO2.
“Sí, tenemos motivos para asustarnos. Hay grandes
posibilidades de llegar a un punto de no retorno, catastrófico, para el que no
hay marcha atrás, y las consecuencias pueden ser enormes para nuestra calidad
de vida como especie. Tendremos problemas muy grandes”, afirmó Jordi Bascompte,
biólogo de la
Estación Biológica de Doñana, quien participó en el trabajo.
El científico compara al mundo con una taza en el borde de
una mesa a punto de caer y hacerse añicos. No parece que se produzcan grandes
cambios mientras se acerca al filo, pero un ligero movimiento al final (por
ejemplo, una subida de temperaturas) y, de repente, el golpe puede ser
terrible.
La lista de fatales consecuencias es interminable.
Perderíamos la polinización de los campos agrícolas (un proceso natural que hacen
insectos como las abejas y del que dependen los cultivos), muchas especies se
extinguirían y otras se adaptarían, la provisión de agua potable y de alimentos
sería mucho menor a consecuencia de la disminución de la biodiversidad y
aumentarían las zonas mundiales desérticas.
“Las grandes sequías conllevarían grandes migraciones y el
regreso de enfermedades infecciosas que en el mundo occidental creemos
erradicadas”, apuntó el biólogo.
En palabras de Anthony Barnosky, profesor de biología en la Universidad de
California Berkeley y principal autor de la revisión, “realmente será
un nuevo mundo, desde el punto de vista biológico”.
A tiempo de evitarlo
Y todo esto puede estar a la vuelta de la esquina. Los
estudios realizados por los científicos, según pudieron observar en ecosistemas
locales, su particular bola de cristal, predicen que puede ocurrir alrededor del
año 2025.
Alrededor de esa fecha, si seguimos al mismo ritmo, habremos
destruido el 50% de los hábitats naturales mundiales. Y en 2045, el 55% (ahora
vamos por el 43%).
“Es rápido, sabemos las causas y las implicaciones. Es un
buen momento para actuar y evitarlo. Si la taza está en el borde es
infinitamente más sencillo empujarla hacia el lado adecuado, aunque suponga un
gran esfuerzo, que intentar repararla cuando ya haya caído”, dijo Bascompte.
Los investigadores creen que todavía estamos a tiempo de
revertir la situación. Para ello, apuestan por frenar el crecimiento de la
población, reducir el uso de energía per capita en los países del primer mundo
y optar por las sostenibles, emplear los recursos de forma más racional e
intentar proteger las zonas vírgenes de la Tierra.
Algunos quizás consideren estas conclusiones demasiado
alarmistas. A ellos, Bascompte les diría que “esa es la realidad. Puede ser
dura, pero es mucho mejor enfrentarse al problema que obviarlo. Es similar a
alguien que tiene un cáncer y pretende ignorar lo que le dice el médico.
Ignorar la información nunca es una buena decisión”.
Fuente: ABC de España
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