Un medidor de radiación ante la nuclear de Fukushima. / REUTERS |
El
Gobierno de Japón decidió hoy establecer el objetivo de abandonar la energía
nuclear en la década de 2030, derivado del accidente en la central nuclear de Fukushima,
en marzo de 2011.
La
decisión, que fue adoptada en una reunión ministerial, supone un importante
giro en la política energética de Japón, que antes de la crisis desencadenada
en Fukushima por el devastador tsunami del año pasado obtenía un 30% de su
electricidad de las centrales nucleares y pretendía ampliarlo. Japón se une a
la senda de Alemania, Bélgica y Suiza de abandonar la energía nuclear. En
Francia, el presidente François Hollande anunció que cerrará en 2016 la central nuclear
de Fessenheim, la más antigua del país, informa AFP.
Se
trata de la primera ocasión en la que el Gobierno nipón, que hasta ahora había
apuntado a su intención de "reducir la dependencia" de lo nuclear,
afirma que tratará de abandonar totalmente este tipo de energía en un futuro.
El país ha visto crecer un sentimiento antinuclear inexistente antes del
accidente.
El
plan energético de Tokio detalla que se tratará de crear "lo antes
posible" una sociedad que no dependa de la energía nuclear, con vistas a
eliminarla totalmente en la década de 2030.
Hasta
entonces, se aplicará con severidad la legislación que establece en un máximo
de 40 años la vida operativa de los reactores nucleares en Japón, donde tras el
accidente de Fukushima solo permanecen activas dos de las 50 unidades atómicas
del país.
Además,
no se construirán nuevos reactores y solamente se reactivarán aquellos que
superen los requisitos de seguridad determinados por el Comité de Regulación
Nuclear, según los detalles del plan revelados por el diario económico Nikkei
en su edición digital.
La
estrategia elaborada por los ministros nipones pasa por triplicar hasta el año
2030 la generación de energías renovables, y señala que "por el
momento" aumentará el peso de las centrales térmicas.
La
paralización de la gran mayoría de las plantas atómicas en Japón ya ha obligado
al país a incrementar este año ampliamente sus importaciones de hidrocarburos
—principalmente gas natural—. Esto ha generado un serio desequilibrio en la
balanza comercial de la tercera economía mundial.
Pese
al eventual futuro cierre de las centrales atómicas, el país continuaría
albergando instalaciones para procesar residuos nucleares como la que posee en
Rokkasho, en la provincia septentrional de Aomori, que recibe periódicamente
desechos altamente radiactivos de países como el Reino Unido.
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