Tim Brown |
La curación de Tim Brown, el paciente de Berlín, se explica
porque la médula que recibió para tratar la leucemia procedía de una persona
inmune al VIH. Esta inmunidad se debía a que las células del donante tenían
defectuoso el gen de la proteína CCR5, que el VIH utiliza para entrar en
células del sistema inmunitario. Así, cuando las células del donante repoblaron
la sangre de Tim Brown, el virus se encontró con que ya no tenía puerta de
entrada a las células.
“Es el primer caso de un paciente curado del sida”, explica
Javier Martínez-Picado, investigador del laboratorio español IrsiCaixa. El
trasplante de médula ósea con el gen CCR5 defectuoso “no se puede aplicar a
todas las personas porque es una técnica costosa y arriesgada y porque no
habría suficientes donantes”, advierte Martínez-Picado. Pero demuestra que
curar el sida no es imposible.
Estimulados por el caso del paciente de Berlín, Martínez-Picado
y otros 35 científicos de 10 países crearon hace dos años un grupo de trabajo
para buscar tratamientos que curen el sida y que sean aplicables a gran escala.
La iniciativa está auspiciada por la Sociedad Internacional
del Sida, la principal organización de profesionales del sida del mundo, y está
copresidida por la francesa Barré-Sinoussi y por el estadounidense Steven
Deeks. Los expertos presentarán el resultado de los dos primeros años de
trabajo del grupo en la Conferencia Internacional del Sida que se está
realizando en Washington.
En estos momentos, los fármacos antirretrovirales consiguen
que el virus sea indetectable en la sangre por años. Pero el tratamiento es
costoso, tiene efectos secundarios, no llega a todos los portadores y, si se interrumpe,
permite que el virus vuelva a proliferar. Y por cada persona que inicia este
tratamiento, dos contraen el VIH.
Para ir más allá de los tratamientos actuales, la Sociedad Internacional
del Sida considera prioritario descubrir cómo y dónde se esconde el virus en el
organismo cuando los fármacos lo eliminan de la sangre. A partir de ahí, se
podría hacer salir el virus de sus escondites y erradicarlo. Otra línea de
trabajo es justamente estudiar los autotrasplantes de médula ósea para
portadores del VIH. Si se inactiva el gen de la proteína CCR5 con terapia
génica antes de volver a implantar la médula, en teoría se podría conseguir una
curación como la del paciente de Berlín y evitar el problema de la escasez de
donantes. Esta estrategia ya se empezó a ensayar en un reducido número de
voluntarios. Los científicos también buscan descubrir cómo una minoría de
personas –los llamados controladores de élite, que representan el 1% de la
población– consigue mantener el virus a raya pese a no tomar fármacos. Esta
información podría ser útil para estimular el sistema inmunitario del resto de
los pacientes.
Por todos estos avances, varios expertos reunidos en
Washington aseguraron que estaría cerca el fin del sida. Los investigadores son
conscientes de que el camino será largo y que demandará mucho dinero.