sábado, 22 de junio de 2013

Los amaneceres y atardeceres más bonitos del mundo

Hay momentos del día en los que la luz, los colores e incluso todo lo que nos rodea se convierten en algo especial. La salida o la puesta del sol representan minutos inolvidables que nunca querrían que terminasen o, si fuera posible, tratarían de repetir como si de una película se tratara.

Myanmar (o la antigua Birmania), en el sudeste asiático, es un país lleno de color, de preciosos templos y extraños paisajes. Uno de estos lugares es el puente U Bein, el más largo construido en teka de todo el mundo, con 1,2 kilómetros de longitud, y que atraviesa el lago Taungthaman, cerca de Mandalay. Aunque de Myanmar también es interesante mencionar las increíbles vistas que se tienen de los Templos de Bagan durante las primeras y últimas horas del día, sobre todo si va acompañado de un asombroso silencio.

Uno de los desiertos más grandes del mundo es el de Gobi, ubicado entre China y Mongolia. Su arena casi blanca refleja perfectamente los rayos del sol y crea unos efectos preciosos durante todo el día. Pero, como tenía que ser, la puesta de sol es el momento más esperado.

Las Playas de Ibiza son otro de los lugares privilegiados. En este paraíso de las Islas Baleares hay varias playas con unas vistas increíbles las puestas de sol. Clásicos son los atardeceres en el Café del Mar, la Cala Conta, Cala Salada o la Cala d’Hort.

En Sudamérica, se encuentra Carmelo, una pequeña ciudad uruguaya que por su excelente localización (en la desembocadura del Río de la Plata) disfruta de unas vistas increíbles durante todo el año. 

Zadar o Zara es una ciudad costera de la región de Dalmacia (Croacia). Plagada de rincones históricos que dejaron a su paso romanos, bizantinos y otros imperios que la poblaron, la ciudad es una preciosa conglomeración de casas y bonitas calles. Además, tiene puerto, y es allí donde encontramos un precioso atardecer de colores rosados. Según Alfred Hitchcock, esta era su puesta de Sol más bonita del mundo.

El Parque Nacional Masai Mara, en Kenia, es una reserva natural de la región de Serengueti y es famosa por la fauna que vive en ella, formada por hienas, guepardos, jirafas, leones, hipopótamos. Además, es conocida por las impresionantes vista que ofrece, de esas donde parece que la Tierra que no tienen fin. Y por supuesto, al amanecer y al anochecer la vista es todavía más espectacular.

El Río Nilo, en Egipto, es el más largo del mundo y pasa por más de 10 países de África: Uganda, Egipto, Tanzania, Etiopía, Burundi, Ruanda. A su paso, además de aportar vida a miles de personas y animales, deja paisajes únicos e irrepetibles. ¡Los reflejos del sol en sus aguas parecen crear oro!

Otro sitio soñado es El Portillo, Las Terrenas, en República Dominicana donde podrás aprovechar para despedir el día con unos atardeceres preciosos.

El Parque Nacional Cape Range, en Australia, es un paraíso de paisajes. Más de 500 kilómetros cuadrados de profundos cañones creados por la erosión del agua y de playas de arena blanca y brillante. Además, en este parque está el arrecife Ningaloo, el más importante de Australia, donde vive el tiburón ballena, el pez más grande del mundo. 

De las cinco playas que tiene Gokarna (India), la de Kudle está entre las más asombrosas. Según dicen las personas que han llegado a visitarla, engancha. Una vez allí no te quieres ir y prefieres quedarte semanas enteras viviendo en las cabañas de la playa, comiendo pescado fresco y disfrutando de las vistas.

También conocida como Urulu, Ayers Rock es la formación rocosa más grande del mundo. Para los aborígenes de la zona es totalmente sagrada y está prohibido escalarla por respeto hacia esas tribus. Visualmente es una pasada. Los colores de cambian según va pasando el día y, al anochecer, es posible disfrutar todavía más con una cena mientras cae el sol y salen las estrellas.

El Templo de Debod, en Madrid, es un clásico de los rincones de la capital española, y donde mejor se puede disfrutar un atardecer, es el Templo de Debod. Este tesoro egipcio es la delicia de los amantes de las fotos, sobre todo durante las primeras y últimas horas del día.

La isla de Santorini, en Grecia,  tiene algo. Puede que sea por esos famosos tejados azules, por las fachadas blancas o por las preciosas vistas que se tienen desde todos los puntos de la isla. Esta es la vista que ofrece Oía, una pequeña comunidad perteneciente a Santorini y que, curiosamente, recibe a muchísima gente a última hora de la tarde solo para ver la puesta de sol.

Aunque tiene sólo una pequeña lonja de arena, la Playa dos Ossos, en Brasil, es preciosa, ya que está rodeado por antiguas casas con un aire portugués, con veleros y yates que flotan en la bahía. Ideal para darse un chapuzón.

Esta plaza de Michelangelo ofrece una de las mejores vistas de Florencia gracias a la altura a la que se encuentra. La mayoría de las personas que la visitan siempre recomiendan hacerlo al anochecer, para sentarse en sus escaleras y disfrutar de los colores naranjas sobre los tejados de la ciudad toscana.

El Parque Natural de la Albufera, en Valencia (España), conocido como parque Espejo del Sol, como le llamaban en los poemas árabes, abarca 21.120 hectáreas de naturaleza pura, de vida salvaje y de paisajes, muchos paisajes. Pasear por aquí al atardecer es un verdadero espectáculo y pone la piel de gallina a todo el mundo.
Fuente: Huffingtonpost 

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