Los habitantes de las islas Malvinas serán convocados el año
que viene a un referéndum sobre su “estatus político” con el que el gobierno
británico de las islas busca abiertamente demostrar a la Argentina que los
kelpers quieren seguir siendo súbditos del Reino Unido. Apenas se conoció la
noticia, el primer ministro británico, David Cameron, se apuró a prometer que
respetarán el resultado de la votación.
La realización de un referéndum en 2013 fue anunciada en
Puerto Stanley por el actual presidente de la Asamblea Legislativa
de las islas, Gavin Short, quien se encargó de señalar que lo que pretenden es
demostrar que el deseo de los isleños es seguir perteneciendo al Reino Unido y
no “ser gobernados por Buenos Aires”.
“Celebramos este referéndum no porque tengamos ninguna duda
de quiénes somos y de qué futuro queremos, sino para mostrar al mundo cuán
seguros estamos sobre ello”, declaró Short en un comunicado.
Desde Londres, Cameron ya dijo que el Reino Unido “respetará
y defenderá” el resultado de la votación.
El anuncio se conoce justo cuando la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner está a punto de viajar a Nueva York para representar a la Argentina en la sesión
por Malvinas del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.
En el marco de los reclamos argentinos por la soberanía de
la islas y de la reciente escalada diplomática con Gran Bretaña, más de una vez
se enarboló la eventual celebración de un referéndum como una amenaza por parte
de quienes defienden la postura del actual gobierno kelper de las islas.
El referéndum, según sus impulsores, apunta a poner fin al
contencioso con la
Argentina. Pero en todas las ocasiones previas en las que se
blandió la eventual votación como una amenaza, la Argentina se encargó de
cuestionar la validez de tal votación con el argumento de que la misma no
alcanzaría para negar los derechos que reclama históricamente la Argentina en el
Atlántico Sur.