El tucumano Lucenti ganó los primeros dos combates del día. Foto: Télam. |
No era un rival fácil para Emmanuel Lucenti. Conocía muy bien al
canadiense Valois Fortier. Se habían enfrentado seis veces y las últimas tres
habían quedado en manos del canadiense, una de ellas en los Juegos
Panamericanos de Guadalajara 2011, donde el argentino fue bronce.
Por primera vez en la jornada, Lucenti salió de blanco al tatami. Pese a la altura considerablemente superior del canadiense, el tucumano se animó y buscó el yuco pero el videoref le saco el punto. A dos minutos del final, Valois Fortier llegó al waza ari y fue vital. El argentino no pudo remontar la historia y se terminó la ilusión.
El camino de Lucenti en la jornada de hoy comenzó a las
10.38, cuando se subió al tatami y, tras una penalización a Ratsimizi al minuto
de pelea, llegó el desenlace soñado. Cuando al combate aún le quedaban 3.45
minutos, Lucenti logró hacerle un ippon a su rival con el que determinó el
final de la lucha. El tucumano salió muy concentrado y prefirió irse al
vestuario sin hablar, para preparar su próximo combate.
“La cábala” le funcionó a la perfección, porque en el
siguiente combate y a 37 segundos del final, Lucenti encontró el ippon y
comenzó a festejar. Hasta que apareció el surcoreano Kim y le puso un freno. En
el duelo de cuartos, Kim llevó las riendas de un combate trabado. Lucenti, que
terminó con un fuerte golpe en el aductor, acumuló tres advertencias pero fue
superado claramente por el mejor del mundo, que pasó a la semifinal.
En la cuenta general, Lucenti aprobó con creces. Porque
debutó con una victoria por ippon ante Fetra Ratsimizi, de Madagascar. Y
repitió en octavos, contra el francés Alain Schmitt en la categoría de hasta 81
kilos. Sin embargo, su racha positiva se cortó ante el surcoreano Jae-Bum Kim y
luego con la caída ante Valois. Seguramente, el dolor en su aductor influyó.
Pese a la derrota, dejó un buen papel con un séptimo puesto y diploma incluido en sus segundos
Juegos Olímpicos, después del 21er lugar en Beijing 2008.
Fuente: Clarín