Alterará
la dieta y reproducción tanto de especies terrestres como marinas y favorecerá
la transmisión de enfermedades ahora aisladas.
Un zorro ártico en la tundra de Groenlandia. (Jeff Kerby, Eric Post lab, Penn State University) |
Así lo
advierte un estudio publicado esta semana en la revista 'Science', que alerta
también de que patógenos que han permanecido aislados podrían extenderse a
otras comunidades a medida que aumente la movilidad de las especies por el
deshielo.
El
objetivo de esta investigación, liderada por Eric Post, profesor de la Penn
State University, es estudiar el efecto dominó que la pérdida de hielo ocasionará
tanto en los animales marinos como en aquellas especies terrestres que viven
junto al hielo y que forman parte de este rico ecosistema. Y para ello, han
examinado las relaciones entre algas, plancton, ballenas o animales terrestres
como el caribú o el zorro ártico o polar ('Vulpes lagopus').
Un caribú en Groenlandia. (Jeff Kerby) |
Y es
que, según señala Post, que en la actualidad se encuentra en Groenlandia, hasta
ahora los efectos del deshielo y del calentamiento en los microorganismos que
viven bajo el hielo han recibido mucha atención por parte de los científicos,
pero los animales que viven cerca del hielo probablemente también están
sintiendo los efectos.
Alteración
de la dieta
El
profesor afirma que tras el récord de deshielo alcanzado en agosto de 2012, se
espera que la capa de hielo siga derritiéndose a un ritmo acelerado. Según
explica, esta previsible aceleración en el deshielo se deberá en parte, a la
pérdida de albedo, es decir, el porcentaje de radiación que la superficie
blanca (cubierta de hielo) refleja respecto a la luz solar que le llega. Cuando
el albedo disminuye porque la superficie helada es más pequeña, aumenta el
calentamiento.
Hay
numerosos ejemplos de cómo el deshielo puede causar estragos en los
ecosistemas. Así, afecta al contenido de las algas que crecen en las capas
heladas, haciéndolas menos nutritivas para los depredadores marinos. Menos
hielo significará también que algunos vertebrados dispondrán de menos
superficie para cazar, reproducirse y descansar.
Además
de afectar, como ya se está detectando, a las algas y el fitoplancton del que
se nutren animales marinos, los terrestres también podrían ver reducidas las
plantas de las que se alimentan en tierra.
Especies
híbridas
Asimismo,
los investigadores temen que otro efecto indirecto sea un cambio en la forma en
la que se mezclan las poblaciones. Las poblaciones de lobos o zorros árticos
que actualmente están aisladas sólo durante el verano podrían estarlo durante
temporadas más largas. Y es que un periodo más largo sin hielo, que promueve
los intercambios entre poblaciones, podría suponer un declive en los cruces.
No
obstante, en otras especies el efecto podría ser justo el contrario:
"Sabemos que para algunas especies el hielo es una barrera. Así que una
estación sin hielo más larga probablemente fomentará que la población se
mezcle, reduciendo la diferenciación genética", señala Post.
Por
ejemplo, los osos polares ('Ursus maritimus') cada vez pasan más tiempo en
compañía de los osos grizzly ('Ursus arctos horribilis'), con los que antes
tenían menos contacto, lo que ha ocasionado que se apareen, dando lugar a una
especie híbrida.
Transmisión
de enfermedades
Por
otro lado, el contagio de patógenos que hasta ahora estaban aislados es otro de
los riesgos si aumenta el contacto entre las especies del Ártico oriental y
occidental. Por ejemplo, una población que actualmente tenga un cierto patógeno
podría contagiárselo a otro que anteriormente no habría podido estar expuesta.
Podría
ser el caso del virus del moquillo de los fócidos (PDV por sus siglas en
inglés), que afecta sólo a las focas del Ártico oriental. Si estas focas
comienzan a mezclarse con las del Ártico occidental el virus probablemente se
extenderá a otras poblaciones.
Aumento
del tráfico marítimo
La
acción del hombre, hasta ahora bastante discreta debido a que se trata de zonas
hostiles y de difícil acceso gracias al hielo, podría alterar aún más la vida
de las especies árticas. Y es que a medida que el hielo se derrite, vías que
solían permanecer heladas durante la mayor parte del año y por tanto eran
inaccesibles, son navegables.
El
incremento del tráfico marítimo, advierten, es una amenaza para estos
ecosistemas a la que se sumaría los planes para realizar prospecciones en busca
de gas, petróleo y minerales. Entre las especies más vulnerables a la
explotación de estas zonas estarían la ballena boreal ('Balaena mysticetus') y
la morsa del Pacífico ('Odobenus rosmarus divergens').
El el
ártico canadiense, el aumento del tráfico de barcos y el comienzo tardío de la
temporada helada podría alterar la migración anual de los caribúes. No
obstante, los científicos recuerdan que la pérdida de hielo también podría
evitar los brotes esporádicos de rabia en Svalbard que son atribuidos a la
llegada de los zorros polares desde la Rusia continental. La reducción de la
capa de hielo minimizaría o eliminaría estos movimientos.
Fuente: El Mundo
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