Hace 80.000 años, la Tierra comenzó a enfriarse en lo que supuso el
inicio de la última Edad del Hielo.
Felino de dientes de sable.
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Los científicos están descubriendo los secretos de las
bestias gigantes de la Edad
del Hielo rebuscando en la tierra que se recolectó en las excavaciones de la
construcción de un estacionamiento en el Museo de Arte del Condado de Los
Ángeles.
En 2006, después de que unos obreros encontraron el
esqueleto casi completo de un mamut lanudo, se construyeron cajas de madera en
torno a los depósitos de tierra.
Así se salvaguardaron los restos para entregárselos a los
científicos del cercano Museo Page.
Laura Tewksbury lleva un año trabajando en las excavaciones.
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Los 23 cráteres, cada uno con su propio paleontólogo
residente, y 327 cubos de material fósil están brindando descubrimientos
cruciales. Se espera que el trabajo tardará años en completarse.
Más de tres millones de fósiles prehistóricos de 600
especies han sido encontrados en las canteras de brea de California, cuya
tierra milenaria preserva restos de las criaturas.
En el apogeo de la
Edad del Hielo, la mitad de Norteamérica estaba cubierta por
una enorme capa de hielo, pero las tierras del sur se hicieron más ricas que
nunca antes. Conozca a las bestias gigantes que la habitaban:
FELINO DE DIENTES DE SABLE
Pese a la notoriedad de los colmillos de 18 centímetros del
felino de dientes de sable, puede ser que en realidad fueran sus musculosas
extremidades inferiores y sus grandes garras las que lo hacían más mortífero.
Los largos y finos dientes del infame depredador eran
sorprendentemente vulnerables y podían quebrarse al quedarse atrapados en los
tendones o huesos de sus víctimas.
Eso le forzó a desarrollar una técnica de caza única.
Los dientes de este felino eran más vulnerables de lo que
aparentaban.
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Los grandes felinos modernos de África, como los leones,
suelen matar a sus víctimas mediante el sofoco, asfixiándolos o rompiéndoles la
tráquea. Sus dientes apenas rompen la piel.
Pero su predecesor de la Edad de Hielo mataba clavando sus dientes y
mordiendo después de haber inmovilizado a sus víctimas con sus poderosas garras
y extremidades.
Blaire Van Valkenburgh, de la Universidad de
California, descubrió que el felino de dientes de sable tenía un enorme hueso
temporal que unía a la mandíbula con el cráneo y le permitía abrir su boca el
doble que el león y morder con mucha fuerza la garganta de su víctima.
"Después se echaban para atrás y podían sacar grandes
cantidades de carne", explica la científica.
"Probablemente el animal se desangraba en cuestión de
minutos", añade.
El felino de dientes de sable prosperó en América del Norte
en la Edad del
Hielo. Se han encontrado varios especímenes en lo que hoy es Los Ángeles.
PEREZOSO DE SHASTA
Los científicos han utilizado el estiércol perfectamente
conservado del perezoso gigante de Shasta para rastrear sus movimientos por la tierra
desértica del Gran Cañón.
El perezoso de Shasta habitaba el Gran Cañón en |
En las cavernas que le servían de guarida a estos animales
en lo alto del cañón, todavía se pueden encontrar enormes montones de residuos,
gracias a que el clima en esos lugares es demasiado seco para que se
descompongan.
El estiércol revela cómo estos animales de más de 220 kilos
de peso sobrevivieron en arduas condiciones, masticando plantas duras que otras
criaturas no habrían podido digerir.
Sus primos modernos, los perezosos de árbol de América del
Sur vive de manera similar. Comen hojas duras y tóxicas que les toma semanas
digerir y le proporciona poca energía, lo que le conduce al estilo de vida
lento por el que es conocido.
Además de ser tan grande como un oso grizzly (una especie de
oso pardo que vive actualmente en Norteamérica), el perezoso terrestre tenía
largas garras para ahuyentar a los depredadores que eran tan formidables como
las del felino de dientes de sable.
Los científicos analizaron las capas de estiércol para
explicar la desaparición del perezoso terrestre.
Los últimos rastros de sus excrementos provienen del apogeo
de la última Edad de Hielo, hace 16.000 años. En ese entonces, las condiciones
se tornaron demasiado frías y demasiado secas para que sus plantas favoritas
pudieran crecer y su metabolismo lento hizo que le quedara muy difícil mantener
el calor.
GLIPTODONTE
Del tamaño de un auto pequeño y equipado con un caparazón
óseo enorme, una cola acorazada y un tronco, el gliptodonte es para la
profesora Alice Roberts "de lejos, el mamífero más extraño" que ha
visto en su vida.
El gliptodonte podía nadar y comía plantas acuáticas.
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Pero además de ser un espectáculo para los investigadores,
proporciona datos sobre la vida en aquellas partes del mundo que no eran secas
y frías durante la Edad
de Hielo.
Grandes áreas de Arizona, donde el gliptodonte vagaba,
estaban cubiertas de pantanos y ríos.
En los últimos 2,5 millones de años, ha habido cerca de 20
períodos glaciales y la proliferación del gliptodonte reflejaba el impacto del
avance de la capa de hielo en el resto del mundo.
Los pantanos se expandían cada vez que la capa de hielo
crecía, lo que llevaba a un aumento en el número de gliptodontes, los que
morían conforme el hielo se empezaba a retirar.
Los científicos creen que una placa de hielo de más de tres
kilómetros de alto en América del Norte actuaba como una cadena montañosa que
empujaba vientos húmedos a través del desierto creando un pantano fértil.
MAMUT DE COLUMBIA
El mamut de Columbia o mamut colombino era el mayor de todos
los gigantes de la Edad
de Hielo.
Los mamuts dejaron sus huellas en la actual San Francisco.
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Con una altura de 4,27 metros , se habría
erguido como una torre sobre el elefante moderno, y se alzaba más de un metro
más alto que el mamut lanudo.
Consumía hasta dos toneladas de hierba a la semana, por lo
que cuando el hielo reemplazaba al agua de mar, el mamut colombino vagaba en
busca de la vegetación.
El nivel del mar global en la Edad del Hielo era unos 120 metros más bajo que
el actual.
Grandes rocas costeras al norte de San Francisco le han
proporcionado a los científicos pistas vitales acerca de los movimientos del
mamut.
Las rocas se desgastaron hasta tener un acabado liso, pulido
y con parches que alcanzan varios metros de altura.
Los científicos creen que los mamuts utilizaban las piedras
para exfoliar la piel y deshacerse de los parásitos, por lo que dejaron un rastro
de su viaje por el mundo en la
Edad de Hielo.
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