Algunas
órbitas satelitales serán extremadamente peligrosas durante los próximos 200
años a no ser que se aborde activamente el problema de los desechos espaciales,
advierte un nuevo estudio.
En la actualidad se monitorean regularmente unos 20.000 objetos en órbita fabricados por el hombre. |
La
investigación encontró que es probable que ocurran colisiones catastróficas
cada cinco a nueve años a alturas desde las que se observa la Tierra.
Los
científicos que hicieron el estudio dicen que sus resultados son optimistas y
que las verdaderas consecuencias probablemente serán peores.
Hasta
ahora, sólo ha habido un puñado de grandes colisiones durante la era espacial.
El estudio
fue realizado para el comité internacional de coordinación de desechos
espaciales Inter-Agency Space Debris Coordination Committee (IADC), el foro
global donde los gobiernos debaten el tema de la "basura espacial":
partes de cohetes, satélites obsoletos y fragmentos resultados de explosiones.
Las
agencias espaciales de Europa, Estados Unidos, Reino Unido, Japón e India
contribuyeron a este reciente estudio, en el que cada una aportó sus propios
expertos y metodología para modelar el futuro del medio ambiente espacial.
Futuros
simulados
La
principal preocupación de los científicos está en la órbita terrestre baja, por
debajo de los 2.000 km de altura. Es en esta zona donde tiende a operar la
mayoría de las misiones que envían datos cruciales sobre la observación de la
Tierra.
Los seis
grupos que modelaron el futuro espacial obtuvieron más o menos el mismo
resultado: un aumento constante en el número de objetos de al menos 10 cm de
tamaño durante los próximos 200 años.
Este
crecimiento está alimentado principalmente por las colisiones entre objetos a
alturas entre los 700 km y los 1.000 km sobre la Tierra.
La
proyección más baja es un aumento de 19%, mientras que el pronóstico más alto
es un 36%. En promedio, el aumento es de 30%. Estos cálculos resultan de
cientos de simulaciones.
En cuanto
al número de colisiones catastróficas para ese período de dos siglos, las
proyecciones oscilan entre poco más de 20 y poco menos de 40.
El hecho
de que para llegar a esos pronósticos se hicieron algunas suposiciones
optimistas podría ser algo inquietante.
Una de
ellas es el cumplimiento al 90% de "la regla de los 25 años", un
límite de tiempo adoptado por las agencias espaciales del mundo como práctica
ideal para retirar de órbita a los equipos una vez finalizada su misión.
La otra es
la conjetura de que no habrá más explosiones de tanques de presión y
combustible medio llenos ni de viejas baterías, hasta ahora una causa
significativa de los desechos espaciales existentes.
Buscando
estrategias
"Ciertamente
todavía no estamos cumpliendo al 90% la regla de los 25 años y vemos episodios
de explosiones como media unas tres veces al año", explicó el Dr. Hugh
Lewis, quien dio detalles de los resultados del estudio en la VI
Conferencia Europea sobre desechos espaciales en Darmstadt, en Alemania.
Hasta los fragmentos más pequeños podrían ser proyectiles peligrosos si llegaran a impactar contra una misión operativa. |
"Es
justo decir que ésta es una mirada al futuro optimista y que la situación será
peor de lo que presentamos en este estudio", dijo el delegado
de la Agencia Espacial Británica ante la IADC.
"Así
que uno de los mensajes de nuestro estudio es que necesitamos mejorar las
medidas para mitigar los desechos espaciales, pero incluso haciendo eso,
tenemos que considerar además estrategias distintas. Una de las opciones
obviamente es el retiro activo de desechos espaciales."
Grupos de
investigación de todo el mundo están trabajando en el desarrollo de estrategias
para la captura de viejas estructuras de cohetes y satélites para sacarlas de
órbita.
Modelos de
futuro anteriores habían indicado que retirar sólo algunos elementos clave cada
año podría tener un efecto limitador significativo en el crecimiento de la
chatarra espacial.
Esfuerzos
contrarrestados
En la
actualidad se monitorean regularmente unos 20.000 objetos en órbita fabricados
por el hombre, aproximadamente dos tercios de ellos en la órbita terrestre
baja.
Éstos son
sólo los objetos grandes, fáciles de ver. Se estima que otras 500.000
partículas de entre 1 cm y 10 cm de radio se mueven en esa órbita y tal vez
decenas de millones de otras partículas menores de 1 cm lo hagan también.
Todos
estos materiales viajan a una velocidad de varios kilómetros por segundo, lo
suficiente como para que hasta el fragmento más pequeño se convierta en un
proyectil peligroso si llegara a impactar contra una misión espacial operativa.
Además, en
años recientes dos eventos contribuyeron significativamente al problema de los
desechos espaciales.
El primero
fue la destructiva prueba antisatelital que el gobierno chino realizó en 2007
sobre uno de sus propios satélites meteorológicos obsoletos.
El otro,
en 2009, fue la colisión en plena órbita entre los satélites Cosmos 2251 e
Iridium 33, un satélite comercial estadounidense de comunicaciones y un
satélite militar ruso fuera de servicio.
Considerados
juntos, estos dos sucesos esencialmente anularon todos los logros de los
últimos 20 años para mitigar la producción de basura espacial a partir de
explosiones.
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