No sólo son los
mamíferos más longevos del globo, con algunos especímenes bordeando los dos
siglos de edad, sino también pueden identificarse genéticamente con sus
antepasados de hace unos 11.000 años.
A través de pruebas de
ADN, los científicos comprobaron que las ballenas de Groenlandia rompieron la
tendencia al sobrevivir a la última Edad de Hielo.
Andy Foote,
investigador del Museo de Historia Natural de Dinamarca, con sede en la
Universidad de Copenhague, es co-autor del artículo publicado en la revista
Nature Communications.
"Con base en
todos los estudios anteriores que utilizan ADN antiguo para estimar el tamaño
de la población (...) parece que la tendencia fue que las especies adaptadas al
frío se extinguieron o disminuyeron en número al final de la Edad de Hielo, por
el aumento de la temperatura", dijo Foote.
Pero mientras que el
destino de los ahora extintos animales terrestres de la edad de hielo está bien
documentado, poco se sabe sobre cómo los animales marinos se vieron afectados
por el rápido aumento de la temperatura.
Las ballenas de
Groenlandia hoy habitan los mares del Ártico y dependen del hielo marino donde
se alimentan de pequeños crustáceos.
El equipo de
investigadores quería descubrir cómo les fue a las ballenas con el rápido cambio
climático de la transición Pleistoceno-Holoceno, cuando el hielo marino
esencial se retiró de su hábitat en el Mar del Norte.
Los científicos
analizaron el ADN antiguo de restos de ballena parcialmente fosilizados
encontrados en las aguas entre Gran Bretaña y Holanda, y en torno a Dinamarca y
Suecia.
A partir del análisis,
los científicos fueron capaces de utilizar los datos para crear un modelo de
predicción del hábitat y la construcción de una imagen de los movimientos de
las ballenas pasadas y su probabilidad de supervivencia.
En movimiento
El estudio mostró que
las ballenas de Groenlandia cambiaron su rumbo, moviéndose hacia el norte, a
las aguas árticas más adecuadas.
La cadena genética de la ballena de Groenlandia no se ha interrumpido por 11.000 años. |
"El retroceso del
hielo, en ese caso concreto, abrió grandes áreas en las que repentinamente
apareció un hábitat con condiciones ideales para estas especies del
Ártico", dijo Kristin Kaschner, investigadora asociada de la Universidad
de Friburgo, Alemania.
Al explicar por qué
estos animales marinos pudieron haber prosperado al final de la última Edad de
Hielo, mientras que muchas poblaciones de mamíferos terrestres disminuyeron o
perecieron, la especialista añadió: "La mayoría de los mamíferos marinos
están acostumbrados a migrar grandes distancias de todas maneras (...) creo que
es una de las cosas que funcionaron a favor [de las ballenas], que fueron
capaces de rastrear su hábitat".
Eso se combinó con el
hecho de que el retroceso del hielo les abrió la oportunidad de un nuevo
hábitat. "Eso fue muy favorable para ellas", asegura la investigadora.
Según el modelo, el
área de hábitat adecuado para las ballenas de Groenlandia se triplicó durante
el período de transición y la especie registró un aumento significativo de
población al mismo tiempo.
Los resultados
muestran que las ballenas de la edad de hielo de Groenlandia pueden ser
genéticamente identificadas como pertenecientes a la misma población que se
encuentra en el Ártico hoy, con linajes que sobrevivieron desde el Pleistoceno
hasta el Holoceno actual.
Hoy se cree que las
ballenas de Groenlandia son los mamíferos más longevos del mundo, con algunos
individuos, posiblemente, incluso llegando hasta los 200 años de edad.
El estudio es también
el primero en descubrir que los gigantes marinos también viven en el sur del
Mar del Norte.
Pero la población de
ballenas del noreste del Atlántico está ahora amenazada por la caza intensa,
según los investigadores.
El estudio también
sugiere que el cambio climático podría presentar hoy una "nueva amenaza"
para las ballenas. El equipo estima que el "hábitat básico adecuado"
de estos animales del Ártico podría reducirse a casi la mitad a finales de
siglo, lo que podría influir en las poblaciones futuras.
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