La
Gran Barrera de Coral de Australia perdió más de la mitad de
sus corales en los últimos 27 años.
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El peculiar pez Napoleón se cuenta entre las miles
de especies del arrecife. Fotografía de David Doubilet |
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Amplias franjas de coral, visibles cerca de la
costa oriental de Australia, separan la plataforma continental de las aguas más
profundas y oscuras de mar abierto. Fotografía de David Doubilet |
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"Para mí los arrecifes son lugares para la soledad y
la reflexión", dice el científico marino australiano Charlie Veron, que
aquí, en la sección norte de la
Gran Barrera de Arrecifes, admira un auténtico jardín de
corales duros. "Sé que su existencia es frágil y temo por su futuro."
Fotografía de David Doubilet
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Las rítmicas corrientes que bañan la bahía
Challenger zarandean un banco de borriquetes de bandas diagonales. Estos peces
de labios gruesos pertenecientes a la familia de los hemúlidos salen a comer
durante la noche, para lo cual buscan invertebrados en el fondo arenoso.
Fotografía de David Doubilet |
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Un tiburón de puntas blancas atraviesa nadando la Great Detached
Reef. Fotografía de David Doubilet |
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La sonrisa de un pez loro de seis bandas revela los potentes
instrumentos que posee: unos dientes trituradores que arrancan las algas de las
rocas. Aunque a veces son destructivos para los corales individuales, la acción
de estos peces es beneficiosa para la colonia. Sin ellos, la proliferación de
algas podría sofocar el arrecife. Fotografía de David Doubilet
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Una o dos noches al año después de la luna llena, los
inmóviles corales duros como Acropora millepora expulsan todos a la vez sus
paquetes de huevos y esperma en una especie de estallido de desove masivo. Una
vez asentados, los huevos fecundados pueden originar nuevas colonias.
Fotografía de David Doubilet
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Unas damiselas verdiazules se refugian en un
pequeño bosque de corales duros de la Great Detached Reef. Sobre ellos pasan unos peces
fusileros. Fotografía de David Doubilet |
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Peces cardenales pasan junto a una tortuga carey que reposa
entre plumosos invertebrados llamados hidroides. Capturadas ilegalmente por su
caparazón, las tortugas carey están en declive en todo el mundo. Alrededor de
3.000 desovan en el norte de la Gran Barrera. Fotografía de David Doubilet
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Un pez payaso se asoma entre los tentáculos tóxicos
de la anémona en la que vive. Fotografía de David Doubilet |
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Atraído por el olor de un cachalote muerto, un tiburón tigre
de tres metros llega al borde del arrecife para darse un atracón de carne que
flota a la deriva. Los trozos que no se coma caerán al fondo y alimentarán a
los habitantes más pequeños del arrecife. Fotografía de David Doubilet
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Un pepino de mar de medio metro expulsa miles de óvulos para
que se los lleve la corriente. Estos parientes de las estrellas de mar,
cubiertos de papilas sensoriales protuberantes, desovan masivamente, lo que
aumenta sus probabilidades de éxito reproductivo. Fotografía de David Doubilet
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Diminutos peces llamados cardenales resplandecen sobre el
fondo de una gorgonia, o abanico de mar, en un arrecife del norte. Los tonos
encendidos de los corales blandos probablemente advierten de su toxicidad a los
visitantes tentados de mordisquear sus ramificaciones. Fotografía de David
Doubilet
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Un pez loro rompedor de coral y un mero (arriba)
descansan cerca del fondo arenoso. Fotografía de David Doubilet |
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Esta imagen de satélite de la NASA muestra cómo la crecida
de un río australiano arrastra gruesas plumas de sedimento (marrones, en el
centro) hacia el mar en la zona de Queensland. Las grandes inundaciones de
diciembre de 2010 y enero de 2011 enviaron una masa de agua de mala calidad a
la zona de la Gran
Barrera de Arrecifes. Todavía no se sabe cuáles serán las
verdaderas consecuencias, pero la sobredosis de nutrientes podría atraer graves
consecuencias. Fotografía de David Doubilet |
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Varios corales duros, en su mayoría Acropora, compiten por
el espacio y la luz del sol frente a la costa de Cairns. Aunque son muy
vulnerables a los cambios químicos del mar, estos corales, principales
constructores de arrecifes en el Indo-Pacífico, han sobrevivido millones de
años. Fotografía de David Doubilet
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Las morenas se disputan un escondrijo en la bahía
Challenger. Fotografía de David Doubilet
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