viernes, 15 de marzo de 2013

Los leopardos del Okavango

El leopardo pasa mucho tiempo encaramado en los árboles. Es un refugio seguro donde dormir, descansar o dar cuenta de su alimento, y una buena atalaya desde la cual localizar posibles presas.  Fotografía de Sergey Gorshkov

El delta del Okavango es uno de los mejores lugares de África para observar al leopardo: un conjunto de humedales poblados de cañas de carrizo y alfombrados de innumerables islotes, arroyos y canales de agua dulce y fresca permiten una explosión de vida salvaje. Fotografía de Sergey Gorshkov

En el noroeste de Botswana, el delta del Okavango constituye un paraje de excepción para la vida salvaje, a salvo de la presión que el ser humano ejerce en otros ecosistemas africanos. Es uno de los mejores lugares para descubrir y conocer de cerca al leopardo.  Fotografía de Sergey Gorshkov

El leopardo raramente defiende la presa que ha cazado, y pocas veces ataca a su víctima si no está seguro de enfrentarse a ella con éxito. Cazador solitario, la más mínima agresión o contratiempo pueden llevar a este felino a renunciar a su pieza, aun cuando demasiados intentos de captura fallidos puedan significar la muerte.  Fotografía de Sergey Gorshkov

De hábitos solitarios, los leopardos se juntan únicamente cuando llega el momento de procrear. Durante varios días consecutivos el macho y la hembra se aparean y cazan juntos, pero luego se separan de repente, y pueden pasar varios años antes de reencontrarse.  Fotografía de Sergey Gorshkov

Entre las presas del leopardo más habituales se cuentan los impalas.  Fotografía de Sergey Gorshkov

Los leopardos nunca comen en espacios abiertos. Ocultan su presa entre los arbustos o en lo alto de un árbol, evitando así el acoso de las aves carroñeras y otros depredadores. Para fotografiar una escena como ésta, se necesitan nervios de acero y un profundo conocimiento de los hábitos del animal. Hay que saber predecir con tiempo sus cambios de comportamiento para seguir sus movimientos sin ser atacado.  Fotografía de Sergey Gorshkov

Para un leopardo, un salto vertical de tres metros es un juego de niños. Este felino es capaz de levantar dos veces su propio peso corporal, por ejemplo, subiendo un impala adulto a un árbol.  Fotografía de Sergey Gorshkov

"Cuando recibí un mensaje de mi guía con la noticia de que en Mombo habían nacido tres cachorros de leopardo, lo dejé todo y me fui rápidamente a Botswana. A mi llegada, sólo dos estaban vivos; el tercero había sido devorado por las hienas", contó Sergey Gorshkov.  Fotografía de Sergey Gorshkov

Un leopardo sediento atento a la cámara intrusa. Fotografía de Sergey Gorshkov

El cuerpo del leopardo parece diseñado para adaptarse perfectamente a las sinuosas ramas de los árboles, donde el felino se siente a sus anchas.  Fotografía de Sergey Gorshkov

La llegada de la oscuridad no interrumpe la vida en el delta del Okavango. El leopardo caza a menudo por la noche y descansa durante el día. Se alimenta de mamíferos de tamaño mediano o pequeño, como monos, ciervos, chacales, antílopes o ganado, y también de aves. Fotografía de Sergey Gorshkov

Desde la rama de un árbol, el leopardo vigila cualquier movimiento que pueda amenazar su territorio. Fotografía de Sergey Gorshkov

Es un animal territorial: este macho de unos seis años de edad controla un vasto territorio en el norte de Botswana, donde habitan tres hembras.  Fotografía de Sergey Gorshkov
Fuente: NationalGeographic 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena pagina!Gracias por la informacion y muy bellas imagenes!

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