Juan Carr |
Hace años creó un proyecto que se mantiene como vínculo
entre el que necesita y el que puede dar. Este año, por quinta vez, está
nominado para el Premio Nobel de la Paz. Vida y obra de un hombre que se convirtió en
sinónimo de solidaridad y lucha contra la injusticia.
“Nosotros somos cualquier persona, somos los cualquieras
-dice el creador de Red Solidaria-. La red es un modelo para que la gente común
haga. La gente común puede traer una frazada, mandar por e-mail la foto de un
chico perdido, ser donante de órganos.”
Cuenta que una noche, mientras estaba entre un grupo de
voluntarios que entregaba abrigo y comida a gente en situación de calle, una
voluntaria no lo reconoció y se puso a explicarle qué era la Red Solidaria. “Fue
un momento mágico. Alguien me explicaba en la calle lo que habíamos soñado
hacía años. Me lo explicaba perfecto”.
Lo que no cuenta tan frecuentemente es que en1983, antes de
la creación de la Red ,
todo se detuvo. Un tumor hizo que durante cinco años Juan se dedicara a retener
la vida. Controles cada mes, cada dos meses, cada seis meses y cada año. En
marzo de 1988, el último. En septiembre de ese año, como todo indicaba que, al
final, no se iba a morir, se casó con María, su novia. Los médicos les decían
que no iban a poder tener hijos. Tuvieron cinco.
“Yo tengo los problemas que tiene todo el mundo -asegura-.
De personalidad especial, nada. Todavía no pagué las últimas dos cuotas del
colegio de mis hijos. Tengo unas goteras en mi casa. Lo que sí puedo decir es
que en la situación de sufrimiento me volví muy respetuoso del dolor de los
demás. Y que reafirmé todos los sueños que tenía. Reafirmé un estilo de vida
cristiano. Reafirmé mi fe.”
Y un día, casi sin querer, Juan puso a prueba su ego. Creó,
con cinco amigos, la Red
Solidaria y se arriesgó a convertirse en un personaje
público. Ser menos Juan y más Juan Carr. Sobre él dice el rabino Daniel
Goldman: “La tradición judía dice que el mundo se sostiene gracias a 36 justos.
Yo no sé decir si Juan es el más bueno del mundo, pero te aseguro que es uno de
los 36 justos. Gracias a Juan y a 35 personas más, que yo no conozco, el mundo
se mantiene”.
Fuente: La
Nación
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