Las guerras de Irak y Afganistán han incrementado de forma
dramática el número de soldados que sufren del denominado trastorno de estrés
postraumático en Estados Unidos.
En este país, donde se estima que puede haber hasta 300.000
soldados afectados por este síndrome, el gobierno invierte millones de dólares
en ayudas para los veteranos que regresan a casa tras largas temporadas de
servicio.
El ejército del país norteamericano ha estado experimentando
con nuevas tecnologías para intentar hacer más suave la transición desde el
campo de batalla a la vida en casa.