Foto: NASA |
Desde el comienzo de la década
de 1980, el agujero de ozono ha ido creciendo sobre la Antártida durante la
primavera en esta zona -de septiembre a noviembre-, resultando en una
disminución en la concentración de ozono de hasta un 70%.
La disminución del ozono es
más extrema en la Antártida que en el Polo Norte, debido a que las fuertes
rachas de viento generan una corriente de aire frío, que conduce a temperaturas
extremadamente bajas. Frente a estas condiciones, los clorofluorocarbonos (CFC)
tienen un efecto más potente en la capa de ozono, reduciendo su presencia y
creando el conocido agujero.