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Los argentinos, ganadores de un diploma, marcaron un tiempo 35 segundos y 271/1000, a milésimas del bote británico (34s.421/1000), que ocupó el escalón más bajo del podio.
Luego de la competencia, Miguel Correa, quien también había
competido en Beijing 2008, subrayó que: "Estuvimos cerca de la medalla y
me queda esa espina, aunque igual estoy satisfecho con todo lo que hicimos en
los Juegos".
El rionegrino de 28 años resaltó el esfuerzo realizado junto
a su compañero Rubén Rézola en las series clasificatorias y en la final, en la
que arribaron quintos delante de tres embarcaciones poderosas como las de
Australia, Canadá y Alemania.
"Estamos muy contentos y satisfechos por el resultado y
por haber dejado todo, que es lo que buscábamos y lo más importante. Se trató
de la primera vez que un bote de equipo argentino se mete en una final olímpica
y lo que se logró refleja el trabajo que se viene haciendo en nuestro deporte a
lo largo de estos años", analizó Correa.
El rionegrino se refirió -por último- a su futura
participación en los Juegos de Río 2016, a los que llegará con una invalorable
experiencia acumulada en Beijing y Londres.
"Este bote tiene mucho futuro, puede seguir creciendo y
mantenerse entre los mejores del mundo. Mi intención es mejorar, es prematuro
aún para hablar de Río", expresó Correa.