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La capital inglesa ya está preparada para el gran
acontecimiento.
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A quince días para que comiencen los Juegos Olímpicos de
Londres, la capital británica espera la llegada de las estrellas del deporte
mundial con la atención fijada en la seguridad, el transporte y la meteorología.
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Usain Bolt
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En la villa olímpica
de Stratford, al este de Londres, se reunirán en pocos días deportistas de la
talla del velocista jamaicano Usain Bolt, dispuesto a hacer saltar de nuevo los
cronómetros en los 100
metros, y los estadounidenses LeBron James y Kobe
Bryant, conjurados para reeditar el "Dream Team" de básquetbol que
maravilló al mundo en 1992. También vivirá en la capital británica durante
varias semanas el nadador estadounidense Michael Phelps, ganador de ocho
medallas en Pekín, que en esta ocasión disputará siete pruebas en el centro
acuático de la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, una de las joyas del
proyecto arquitectónico de Londres 2012.
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LeBron James y Kobe Bryant
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Además de los atletas, millones de visitantes llegarán a
Londres durante las próximas dos semanas para asistir a los terceros Juegos que
celebra la ciudad en su historia, del 27 de julio al 12 de agosto, todo un reto
para las fuerzas de seguridad británicas y para los responsables del
sobrecargado sistema de transporte público londinense. El desafío es tal que el
Gobierno del conservador David Cameron ha dispuesto un plan de seguridad que
involucrará a más de 42.000 personas, entre ellas 13.500 militares, con un
coste cercano a los 1.200 millones de euros. Durante los Juegos, un portaaviones
militar navegará por el Támesis, numerosos cazas del Ejército estarán listos
para despegar en bases cercanas a la ciudad y seis plataformas de misiles
tierra-aire quedarán instaladas en diversos puntos de Londres para evitar
posibles ataques.
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Michael Phelps
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Los responsables del dispositivo olímpico han subrayado en
diversas ocasiones que el gran despliegue de seguridad será, en la medida de
los posible, "invisible" para visitantes y londinenses, a quienes el
Gobierno recomienda desde hace meses que traten de hacer coincidir sus
vacaciones con los Juegos para tratar de minimizar la congestión en el sistema
de transporte.
La megafonía de las
principales estaciones de metro de Londres recuerda desde hace días que durante
los Juegos estarán "extremadamente sobrecargadas" y recomienda a los
usuarios del suburbano que busquen formas alternativas de cubrir sus trayectos
diarios. A pesar de los 1.100 millones de euros que ha invertido Londres para
mejorar el transporte de cara a estos Juegos, la empresa pública que gestiona
la movilidad en la ciudad (TFL) ya ha advertido que no habrá manera de evitar
los colapsos en las horas punta, dados los tres millones de desplazamientos
adicionales que se prevén durante cada jornada de los Juegos.
Los organizadores
tampoco pueden hacer mucho para controlar la meteorología, habitualmente
inestable en el verano británico y especialmente lluviosa este año. La Oficina británica de
Meteorología lanzó hace pocos días un mal augurio de cara a finales de julio y
principios de agosto, cuando "parece bastante improbable que domine el
calor y el sol". Recintos como el Centro Acuático, la pista central del
All England Club (donde se disputará la competición de tenis) y el Basketball
Arena están protegidos de la lluvia, pero otros, y en especial el estadio de
atletismo, quedarán a merced de los chubascos que puedan descargar sobre
Londres.
La primera prueba de fuego para la ciudad llegará el día 27,
cuando la antorcha olímpica se presentará en Stratford a tiempo para una
ceremonia de inauguración a cargo del cineasta británico Daniel Boyle. Entre
los pocos detalles que se han desvelado sobre la inauguración, un evento con
una audiencia potencial de 1.000 millones de personas, Boyle reveló que el
Estadio Olímpico lucirá decorado como una verde pradera de la campiña inglesa,
mientras que el exbeatle Paul McCartney confirmó que cerrará el acto con la
melodía de la popular "Hey Jude".
Fuente: EFE