lunes, 15 de septiembre de 2014

Un video denuncia crueles experimentos con monos

Recién nacidos, los separan de sus mamás, los encierran en jaulas diminutas y los asustan. Cuando crecen, los hacen adictos a las drogas y el alcohol.


El monito grita y zamarrea a su mamá, drogada y con los pezones cubiertos con cinta adhesiva. La hembra intenta reincorporarse para consolarlo, pero los sedantes se lo impiden. Esa y otras tantas escenas estremecedoras forman parte de un extenso registro de fotos y videos que la organización protectora de animales PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) difundió para denunciar al Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Poolesville, Maryland (Estados Unidos) por los crueles experimentos psicológicos arcaicos a los que someten a los animales.



Este tipo de pruebas no son nuevas. Iniciadas en la década del '50, trascendieron por su crueldad. Su impulsor, Harry Harlow, murió en 1981, pero en la actualidad las continúa practicando su discípulo, Stephen Suomi. Se trata de experimentos de privación materna en los cuales monos bebé son intencionalmente criados para sufrir enfermedades mentales, son separados de sus madres al nacer y luego sometidos a torturas terribles para exacerbar los síntomas de su patología y probar la gravedad de sus traumas. Para colmo, está comprobado que los resultados obtenidos tienen muy poca o nula relevancia para la salud mental humana.


PETA cuenta con documentos, cientos de fotos y más de 500 horas de videos grabadas en el establecimiento sanitario en el que se ven las torturas a las que son sometidos unos 200 monos. Cada año, nacen allí entre 40 y 60, y desde el momento mismo del alumbramiento son condenados a una vida de sufrimiento. La mayoría son matados y disecados antes de llegar a cumplir ocho años.

“Recién nacidos confundidos y perturbados son arrancados de sus madres y sujetados por los científicos, quienes los obligan a poner sus cabezas de un lado u otro para ver qué posición prefieren”, denuncia la asociación protectora de animales, describiendo una de las imágenes que se ve en el video de casi cinco minutos que difundieron para denunciar al INH.


La mitad son separados de sus mamás a las pocas horas de nacer y “criados” por “madres sustitutas”, que no son más que un peluche con una mamadera sujetada. Los huérfanos sufren desde ansiedad y diarrea hasta otras enfermedades psíquicas y mentales que los pueden llevar a morderse a sí mismos y a arrancarse su propio pelo.

En otros experimentos, “los bebés son enjaulados con sus madres, quienes han sido sedadas químicamente, les han tapado sus pezones con cinta adhesiva y han sido colocadas en un asiento de coche. Los bebés aterrados gritan y lloran, trepando y sacudiendo desesperadamente a sus madres inertes. En por lo menos un caso, se puede escuchar a los científicos reír mientras que una madre trata de permanecer despierta para consolar a su hijo perturbado. En algunos de los ensayos, los científicos incluso liberan a una serpiente electrónica en la jaula con los monos bebé, quienes de manera innata temen a los reptiles”.


En siete años, el INH lleva invertidos 30 millones de dólares en este tipo de experimentos que son duramente cuestionados no sólo por su crueldad, si no porque se encuentran obsoletos. De hecho, Suomi reconoció que “muchos de los hallazgos derivados de estudios del comportamiento y bioquímicos en los monos y en otros animales no se replican en seres humanos”.

PETA denunció, además, que los bebés recién nacidos son inmovilizados dentro de jaulas diminutas y colocados en "cámaras de sustos", en las que los científicos los asustan con ruidos fuertes. Los monitos atemorizados gritan, se encogen del miedo y tratan inútilmente de escapar o se aferran desesperados a la reja.


A medida que crecen, los animales son sometidos a otro tipo de experimentos. A algunos les inyectan en el cerebro psicofármacos que ya se usan en humanos, como el Prozac. A otros se les inyecta altas dosis de etanol para hacerlos adictos al alcohol.

PETA lanzó una campaña en Internet en la que busca sumar firmas en todo el mundo para frenar este tipo de experimentos.

Fuente: Clarín

2 comentarios:

Gabriela Rojas dijo...

Que horror , ¿serán estos experimentos creados para despúes tenernos sometidos a travez de las vacunas y los miedos ?

Rodrigo Lastreto dijo...

Hola Gabriela! Muchas gracias por tu comentario... Realmente es un horror. Ninguna razón justifican estos actos repudiables contra otro ser vivo. Debemos denunciarlos y combatirlos!

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