Cristianos
y musulmanes se suman al llamado del papa Francisco de una jornada de ayuno y
oración por la paz en Siria.
Fue
apenas el comienzo de una larga jornada de ayuno y reflexión que terminará esta
noche en una vigilia que se realizará desde Roma hasta Los Ángeles y desde
Jerusalén hasta Buenos Aires. Aquí en Beirut toma un tono particular con una
convocatoria conjunta de las iglesias sirias junto a la maronita libanesa, la
mayor comunidad cristiana de Medio Oriente. El patriarca maronita, Bechara
Boutros Rai, conducirá una oración en la basílica de Nuestra Señora de Líbano,
en Harissa, al norte de Beirut. En las comunidades musulmanas, el
vicepresidente del Alto Consejo shiita, el jeque Abdel Amir Qabalan, también
apoya el llamado del papa argentino. "El Islam llama constantemente a la
paz y a la concordia y condenamos continuamente las matanzas, el terrorismo y
la injerencia extranjera", dijo.
El
Líbano vivió 15 años de una guerra salvaje intersectaria y religiosa y teme que
un ataque en la vecina Siria traiga nuevamente el conflicto a este lado de la
frontera. La población está dividida prácticamente en dos entre los grupos que
apoyan a los rebeldes que buscan derrocar al régimen de Damasco y los que
siguen teniendo simpatía por el clan del presidente Bashar Al Assad.
Ese
temor se trasladó hoy a las calles de Beirut que amanecieron con una
movilización militar importante, particularmente en los barrios diplomáticos y
en la carretera de 90 kilómetros que lleva al paso fronterizo de Masnaa y a
Damasco. El viernes fue evacuada la embajada estadounidense de todo personal no
esencial y las delegaciones de Francia y otros países europeos ya comenzaron a
reducir considerablemente la cantidad de sus funcionarios.
Mientras
tanto, fuentes diplomáticas mencionadas por el diario libanés en inglés Daily
Star hablan de reuniones de último momento entre representantes del partido
político religioso libanés Hezbollah y los gobiernos de Irán y Siria para
coordinar una estrategia en común en caso de un ataque estadounidense. El
Hezbollah habría ya llamado a la movilización de miles de sus combatientes y
comprometido a crear una resistencia importante. El líder del partido, Sayyed
Hasan Nasrallah, ha dicho varias veces que se tomó la decisión de combatir a
los grupos “takfiri” (extremistas) a favor de Al Assad porque éste ayudó al
Hezbollah durante la guerra con Israel del 2006. Y, por sobre todo, porque
responde directamente a las órdenes del líder supremo iraní Ali Khamenei que
tiene en el régimen sirio a uno de sus muy pocos aliados.
Y
mientras se habla de guerra también hay una intensa actividad
político-diplomática para intentar evitar el ataque estadounidense o, al menos
hacerlo menos explosivo para la región. La huída del ex ministro de Defensa del
régimen assadista, el general Ali Habib Mahmud, la última semana hacia Turquía,
habría sido coordinada por un grupo de fuerzas especiales estadounidense y
británico. El general, que pertenecía a la minoría allawita (secta shiíta) de
los Al Assad y a su círculo más íntimo hasta que en el 2011 expresó su
oposición a la matanza de civiles, ahora aparece como una carta posible dentro
de una transición si se logra convencer a Al Assad de que podría tener una
salida mas o menos honrosa. Todo esto, dentro del contexto de una gran
conferencia de paz que se podría celebrar en Ginebra inmediatamente después de
un bombardeo estadounidense limitado pero que minara suficientemente el poder
militar de Al Assad e hiciera imposible que ganara la guerra.
Imágenes del conflicto:
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