La
Tierra es un hábitat que permite la vida basada en el carbono porque se
mantiene una temperatura media global de entre 0ºC y 40ºC. A más de 0ºC se
consigue que el agua, básica para la vida, se mantenga líquida; y a menos de
50ºC se consigue que las proteínas no coagulen. ¿Cómo se logra el equilibrio
entre estas temperaturas?
A
la distancia de la Tierra al Sol, la temperatura media del planeta, si no
existiese una capa de gases que atrapa la radiación infrarroja, sería de -15ºC.
Y sin oxígeno no existiría el metabolismo que precisan los animales. La energía
entra en el planeta por los trópicos. Si no saliese de allí, estos estarían
cocidos y el resto del planeta helado. Los bosques absorben CO2 y producen O2,
pero sobre todo generan una inmensa cantidad de vapor de agua por
evapotranspiración a través de las hojas. Un trópico sin bosques es un desierto
sin agua, y así un inmenso reflector que devuelve al espacio una buena parte de
la energía que llega a la Tierra desde el Sol. Esto supondría una Tierra mucho
más fría, y la desaparición de los ríos de aire que trasladan la humedad del
mar a los continentes en las zonas templadas. Un desastre radical para el planeta.
Además
de este papel regulador y distribuidor de energía de los bosques, en éstos la
vida evoluciona a gran velocidad, pues se encuentra en un ambiente favorable.
El número de especies vegetales y animales es inmenso, lejos de toda estimación
racional. Sabemos que a lo largo de la historia del planeta ha habido enormes extinciones
de seres vivos, por causas diversas. Los bosques tropicales son los
laboratorios donde se generan las nuevas especies, son la reserva vital del
planeta. El ser humano ha sido especialista en cavarse su propia tumba. Quizás
esta vez seamos algo más listos y decidamos conservar los bosques.
No hay comentarios:
Publicar un comentario