En los últimos 27 años, |
Un equipo de científicos descubrió en Australia un método
para combatir a las estrellas de mar que devoran corales en los mares de medio
mundo. Es un combinado de proteínas utilizado en los laboratorios para hacer
crecer colonias de bacterias que mata en menos de 24 horas a la acantáster
púrpura, conocida como corona de espinas y voraz depredadora de corales.
Estas estrellas marinas, cuya hembra produce hasta 100
millones de huevos al año y de adultas llegan a medir 40 centímetros , se
alimentan de los corales. Un ejemplar puede comer cada día su peso en coral y,
si hay una colonia de 50.000
a 60.000, entonces “el efecto es devastador”, explicó
Rivera.
El investigador se encontraba con su profesor, Morgan
Pratchett, en la isla Lizard, en el norte de la Gran Barrera de
Coral, cuando pensó que cultivar bacterias Vibrio podía servir para combatir a
las coronas de espinas. Con esta idea en mente y la colaboración de Pratchett,
recogieron algunas coronas de espinas para analizar las bacterias de sus
sistemas digestivos.
Los científicos elaboraron una sustancia a base de
carbonatos y proteínas extraídas de tejidos animales, principalmente de ganado.
El componente probó ser mortal para las acantáster púrpura en menos de 24 horas
y además infectaba a otros ejemplares de la misma especie que estaban próximos
al sujeto inoculado, según los ensayos llevados a cabo en el Centro de
Excelencia de Estudios de Arrecifes de Coral de la Universidad James
Cook (CoECRS, según sus siglas en inglés).
Rivera admitió que si bien el método es muy barato, consume
mucho trabajo porque cada estrella requiere que se le inyecte la sustancia en cuatro
lugares distintos.
En las décadas de 1960 y 1980 se registraron plagas de este
tipo de invertebrado en la región del Indo-Pacífico y los expertos temen una
reaparición con un impacto desolador en la Gran Barrera de
Coral, declarada Patrimonio de la
Humanidad por la
Unesco en 1981. Según un estudio publicado la semana pasada
por científicos australianos, en los últimos 27 años esta región perdió más de
la mitad de sus corales. La corona de espinas es responsable del 42% de los
daños.
Rivera dijo que la protección de los corales no debe
limitarse al control de la población de acantáster púrpura e instó a la
humanidad a mejorar la calidad de las aguas marinas. Las larvas de la corona de
espinas pueden hallar alimentos cuando hay mucha sedimentación, se usan
pesticidas o se descargan los residuos de los desagües directamente en el mar.
Pratchett indicó que la nueva sustancia es muy prometedora,
pero aún falta realizar muchas pruebas para asegurarse de que no ponga en
peligro a otras especies ni el ecosistema de la Gran Barrera de
Coral.
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