Allá a lo lejos, incluso por encima del lugar donde Felix
Baumgartner se precipitó la semana pasada, la llamada basura espacial orbita
nuestro planeta.
Decenas de millones de toneladas melancólicas que un día fueron satélites, naves espaciales o cápsulas hoy han quedado abandonadas, fragmentadas, inservibles, destruidas.
La gran mayoría son menores a un centímetro, pero son
millones y representan riesgos tanto para el equipo espacial activo, como para
los humanos que contemplan las estrellas aquí abajo.
Pero, ¿cómo se limpian millones de pedazos espaciales? Un
grupo de científicos británicos se cuenta entre los últimos en ofrecer una respuesta.
Antes de entrar al terreno de las soluciones, quizá valga la
pena recordar brevemente porque los escombros tecnológicos en el espacio son
una amenaza.
Para las naves y satélites actuales la chatarra representan
un peligro. En los años 90, por ejemplo, un pequeño trozo de pintura flotante
se estrelló contra la ventana principal del transbordador espacial Challenger
creando un agujero de un milímetro. ¿Pueden imaginarse lo difícil es que es
reparar una ventana dañada en el espacio?
Pero no sólo se trata de pequeños fragmentos. A veces
pedazos grandes de escombros se meten en la órbita de naves espaciales,
obligándolas a maniobrar. En dos ocasiones -en 2009 y 2011- los tripulantes de la Estación Espacial
Internacional (EEI) se vieron obligados a esconderse en un compartimiento
especial ante la amenaza de colisión de grandes objetos.
Para la humanidad también hay riesgos
Aunque la mayoría de los escombros se desintegran a
reingresar en la atmósfera terrestre, los más grandes pueden atravesarla y
alcanzar la superficie.
En 2007, por ejemplo, un vuelo de la aerolínea chilena Lan
que viajaba entre Santiago y Nueva Zelanda con 270 pasajeros reportó haber
visto un fragmento de basura espacial que habría pasado a unos ocho kilómetros
de la aeronave.
En la frontera entre Rusia y Kazajistán pueden encontrarse
varios pedazos de chatarra galáctica. Los habitantes de la zona incluso temen
que contengan alguna sustancia que esté dañando su salud.
Los científicos aseguran que se ha llegado a un punto de
inflexión por lo que creen que la limpieza espacial no puede esperar más.
Aquí
algunas de las propuestas presentadas hasta ahora:
Arpones para pescar
Científicos del Reino Unido -de la compañía espacial
Astrium- sugirieron llegar a los escombros a través de un "arpón
espacial".
El instrumento estaría diseñado para capturar los fragmentos
de escombros y dirigirlos hacia la atmósfera para que ahí entren en combustión.
La idea es "pescar" estos pedazos y después
"cocinarlos".
Vehículos recolectores
En una línea similar, la empresa MacDonald, Dettwiler y
Asociados, creó un vehiculo espacial que se enviaría desde una estación central
a recoger la chatarra para después llevarla de regreso a su punto de partida.
La idea es lanzarlo en 2015.
¿Alguien más imagina una planta de tratamiento de basura
espacial?
Escoba láser
Como si saliera de una cinta de ciencia ficción una idea es
utilizar un rayo láser -situado en la Tierra- para disparar a los escombros, no para
destruirlos sino para hacer más lenta su trayectoria.
La idea es que de esta manera los fragmentos comenzarán a
perder altitud hasta ser absorbidos por la atmósfera. El proyecto, sin embargo,
ha sido pospuesto ante los innumerables tratados que prohibirían el que un rayo
así fuera disparado.
Los fanáticos de la Guerra de las Galaxias pueden imaginarse cómo
sería.
Gel aéreo
Algunas voces han hablado sobre la posiblidad de
experimentar con gel aéreo, una sustancia sintética y ligera como un gel pero
que reemplaza el líquido con un gas.
El gel aéreo se solidifica manteniendo en él lo que toca.
Ideas, como pueden ver hay muchas, y varias empresas están
tratando de proveer soluciones. Sin embargo, el costo de cualquiera de estos
proyectos -según los expertos- es el mismo que el de lanzar una nueva nave
espacial.
Y parece que, por ahora al menos, no hay suficientes fondos.
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