Mundo en deuda. El retrato de una niña afgana, en 2004. |
"Es la forma de relacionarme con los otros lo que me permite
ser optimista. No me considero un fotógrafo de guerra. Más bien soy un
fotógrafo de la paz. Tengo la ilusión de que mostrando la guerra voy a poder
cambiar algo del modo en que la gente la percibe."
Este pensamiento
pertenece a uno de los hombres más destacados de una corriente de la fotografía
de prensa que, a principios del siglo pasado, buscó trascender el restringido
mundo de los medios gráficos, profundizando en temas sociales con la intención
de provocar un cambio positivo en la realidad que describían.
El hombre que
pronuncia tamaña frase es el iraní Reza Deghati, cuyo comienzo como reportero
estuvo signado por el abismo emocional que provoca el exilio. Nacido en 1952 en
Tabriz, sufrió la cárcel y la tortura del régimen del Sha por su actividad como
fotógrafo independiente. El exilio en Francia en su juventud y su destacada
labor como corresponsal en zonas de conflicto para la revista National Geographic
fueron el punto de partida de una actividad que se ha extendido por más de
treinta años y que lo involucra no sólo como fotógrafo y cineasta: su trabajo
humanitario ha superado los límites de la profesión hasta culminar en 2001 con
la fundación de AINA, una organización no gubernamental para impulsar el
desarrollo de la sociedad civil a través de la educación, la comunicación y la
diseminación democrática de la información.
Este hombre -como sus contemporáneos Steve McCurry,
Sebastiao Salgado o James Natchweiy- es ejemplo cabal de esa corriente que cree
en la imagen como una fuerza transformadora: uno de esos fotoperiodistas que
han logrado, aunque sea circunstancialmente, cambiar en algunos casos el rumbo
de los acontecimientos.
"En 1995, después del genocidio en Ruanda, quedaron más
de 20.000 niños separados de sus padres en los campos de refugiados. Me
pregunté si la fotografía tenía algún poder para cambiar esta situación. En
conjunto con la Cruz Roja
y Unicef iniciamos un trabajo de identificación de esos niños. Se llamó
Retratos de los niños perdidos. Instalamos una gran cantidad de puestos para
entrenar a los refugiados en la técnica básica del retrato y les dimos cámaras.
Hicimos cinco copias de esas fotografías y montamos varias de muestras en
puntos estratégicos de los campos. Allí, los padres podían identificar al menos
por el parecido a algunos de sus niños perdidos. Luego, tenían que contestar un
cuestionario de 25 preguntas para asegurarnos de que la conexión entre ellos
estuviera fundamentada por otros datos. En cuatro meses, más de 3500 niños se
reencontraron con sus familias", cuenta Reza.
Reza también obtuvo en 1983 un World Press Photo por su
serie de fotos sobre la resistencia afgana a la invasión soviética.
Mira algunas de las excelentes fotografías de Reza Deghati:
El retrato más famoso. Ahmad Shah Massoud, líder de la rebelión afgana contra la invasión rusa en los años 80 y contra los talibanes en los 90, fue muy cercano a Reza. |
A girar. Un ritual tradicional en un monasterio en Turquía, donde mevlevíes o derviches giradores realizan su clásica danza. |
A la sombra. Siluetas de afganos y fusiles, durante la invasión soviética. Esta imagen integró la serie premiada en 1983 con un Word Press Photo. |
En pantalla. Dos niños kurdos cruzan la calle cargando
restos de un televisor (1993).
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Reza Deghati. |
El fotógrafo en su tarea docente. |
Fuente: La
Nación
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