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Miles de niños fueron llevados en condición de
refugiados a países vecinos. |
BEIRUT (AFP).- Utilizan restos de cohetes para marcar los
arcos de fútbol, automóviles abandonados son sus islas del tesoro, y en su
mundo la guerra es un juego: los niños sirios son los rehenes de un conflicto
que los forzó a banalizar la muerte y la violencia.
En la vieja ciudad de Homs, asediada por el poderoso
ejército del régimen sirio encabezado por Bashar al-Assad, los niños juegan a
la guerra entre rebeldes y soldados, utilizando berenjenas como granadas.
Um Mohamed, conectada a través de Skype, cuenta que sus
niños, de los que el mayor tiene apenas nueve años, ya no tienen más miedo al
estruendo de las bombas ni de las balas y que manipulan los restos de obuses
como simples juguetes. "A veces se despiertan durante la noche, en llanto.
Ningún niño debería ver lo que ellos ven y que ya han visto tanto",
lamenta.
Para los adolescentes es todavía peor. En Alepo, sumergida
desde el 20 de julio en la guerra, varios adolescentes, armados con fusiles,
participan en los combates.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), más
de 1300 niños murieron en los 17 meses de violencia en el país, sin mencionar
los que han sido detenidos. En este sentido, el Centro de Documentación sobre
Violaciones en Siria indica que entre el inicio de la insurrección, a mediados
de marzo de 2011, 698 niños han pasado por las cárceles.
"Los niños son los rehenes de la violencia. No han
hecho nada para generarla, pero están sometidos a ella", lamentó un
militante de Hama que se identificó como Omar.
Los niños que han sufrido la violencia directa o
indirectamente desarrollan un alto nivel de resistencia que sirve al mismo
tiempo como coraza psicológica contra el horror, pero al mismo tiempo los lleva
a aceptar como normal algo que no lo es. "Mi sobrino tiene siete años pero
se comporta como un adulto", relató Omar. Buscado por las autoridades, el
militante envía a su sobrino a inspeccionar las calles para verificar la
proximidad o no de las fuerzas de seguridad. "Como tío, me pone triste ver
que ha perdido su juventud", dijo.
"CUANDO SEA GRANDE..."
La psicóloga Lina Issa, radicada en el Líbano, trabaja con
sirios refugiados en el país. "La muerte se ha convertido en algo muy
normal para numerosos niños. Aun si los niños son presentados como héroes por
las dos partes, no es así que deberían crecer. Ellos precisan que la situación
cambie", dijo.
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Los más chicos sufren daños psicológicos
irreversibles a causa de la guerra. |
De acuerdo con la psicóloga, los niños tienen una enorme
capacidad de respuesta. "Pero los verdaderos síntomas tardarán mucho
tiempo en surgir. Apenas después que la estabilidad se restablezca conoceremos
los daños psicológicos provocados por el conflicto", apuntó.
Un video divulgado por militantes muestra una niña herida
por una bala, llorando en los brazos de su padre en Alepo, aunque le asegura al
médico que la atiende: "Estoy bien, estoy bien".
Un reciente estudio realizado por UNICEF con familias de
refugiados sirios en el Líbano, muestra que 54% de los niños esperan un futuro
negativo. "Uno de los niños recibidos en un espacio de UNICEF reservado en
el Líbano entra en pánico cada vez que ve una persona sobre un tejado",
porque "tiene miedo de los francotiradores", dijo Isabella
Castrogiovanni, funcionaria de la entidad, en una anécdota que revela la
persistente inseguridad.
Pero en las peores circunstancias, algunos niños logran
mantener la esperanza. En Homs, una niña de siete años contactada por Skype
dijo: "Cuando sea grande quiero ser médica para ayudar a los
heridos".
Fuente: La Nación