Un grupo de experto, del denominado Club de Roma acaban de
publicar un informe donde destacan que la sobrepoblación y al cambio climático serán
más amenazante en los próximos 40 años.
Con estas predicciones, se podría vaticinar que la segunda
mitad del siglo XXI estará marcada por sequías más pronunciadas, inundaciones
más frecuentes, condiciones meteorológicas más extremas y difíciles de
predecir.
El autor principal del “Informe 2052: pronóstico global para
los próximos cuarenta años”, del Club de Roma, el economista Jorgen Randers
aseguró que. “La humanidad ha agotado los recursos que la Tierra le ha ofrecido y,
antes del año 2052, seremos testigos de grandes colapsos en algunos puntos del
planeta”.
“Cada año generamos dos veces más emisiones contaminantes
que las que los bosques y los mares pueden absorber. El nivel del mar subirá
medio metro y el hielo del ártico se derretirá en verano”, agregó el especialista.
Siguiendo con la futurología, el informe advierte que en
2030, las emisiones de gases contaminantes habrán alcanzado su punto más alto y
será muy tarde para evitar que la temperatura global supere la marca de los dos
grados, el límite descrito como “aceptable” por quienes promueven la firma de
un acuerdo internacional que sustituya al Protocolo de Kioto.
El “Informe 2052”
incluye treinta y cinco capítulos en los que se augura que, de aquí a esa
fecha, el Producto Interno Bruto global sólo será 2,2 por ciento mayor que el
de hoy porque tanto los índices demográficos como los de productividad tenderán
a bajar: la población mundial alcanzará las 8.100 millones de personas hacia
2040, para luego comenzar a decrecer. En 2052 habrá menos pobreza y
desigualdades socioeconómicas en los países en vías de industrialización y más
en los ya industrializados, señaló uno de los autores del informe.
Por su parte, Randers no cree que la humanidad esté a tiempo
de cambiar sus maneras y evitar que los escenarios más ominosos se vuelvan
realidad.
A sus ojos, la lentitud con que se toman las decisiones en
las democracias sería un obstáculo adicional. Y, sin embargo, la declaración
con que el noruego cerró la presentación del reporte 2052 demuestra que él no
ha perdido del todo la esperanza: “Por favor, ayuden a que mis pronósticos no
se cumplan”.