En algunos puntos del Mediterráneo, los investigadores extrajeron más basura que biomasa. / Gentileza: Universidad de Barcelona. |
Según muestra un estudio internacional en el que han participado investigadores del Institut de Ciències del Mar, de Barcelona (CSIC), y del Grupo de Investigación Consolidado de Geociencias Marinas de la Universitat de Barcelona (UB), incluso en zonas profundas del océano se pueden encontrar botellas, bolsas de plástico, redes de pesca y todo tipo de residuos producidos por la actividad humana.
El estudio se ha centrado en 32 localizaciones de aguas europeas y la basura se ha hallado por todo el Mediterráneo y desde la plataforma continental Europea hasta la Dorsal Mesoatlántica, la cordillera submarina que divide el Atlántico de norte-sur a unos 2.000 km de la costa.
Los resultados de esta investigación se publican esta semana en la revista científica Plos ONE, en un artículo en que han participado científicos de 15 instituciones.
El muestreo, dirigido por la Universidad de las Azores (Portugal), es resultado de la colaboración de dos proyectos de investigación: Mapping the Deep Project, liderado por la Plymouth University, y HERMIONE, proyecto europeo coordinado por National Oceanography Centre (Reino Unido).
La basura es un problema en el ecosistema marino ya que los algunos animales pueden confundirla con comida e ingerirla. Los organismos mueren ahogados por los microplásticos o también por desnutrición debido a la obstrucción de sus estómagos. También los corales y peces pueden quedar atrapados en los aparejos de pesca y redes abandonados -fenómeno que se ha denominado “pesca fantasma”.
Los científicos han tomado cerca de 600 muestras a lo largo de todo el Atlántico, el Ártico y el Mediterráneo, a profundidades que van de los 35 hasta los 4.500 metros.
Plásticos, un problema muy común
Christopher Pham, de la Universidad de las Azores, explica que “el plástico es la basura más común en todo el fondo marino, mientras que redes y aparejos de pesca abandonados son especialmente abundantes en montes submarinos, orillas, montículos y dorsales oceánicas. La mayor densidad de basura se ha hallado en los cañones submarinos”.
Estos últimos actúan de conectores entre las aguas costeras y el mar profundo. Los cañones localizados cerca de grandes ciudades, como el cañón submarino de Blanes, frente a la costa catalana, o el cañón de Lisboa, frente a la costa portuguesa, pueden canalizar basura hasta 4.500 metros de profundidad o más.
Eva Ramirez-Llodra, investigadora que ha participado del estudio, explica que un “descubrimiento interesante es el relacionado con los depósitos de escoria de carbón quemado [‘clinker’, en inglés] en el fondo marino”. Se trata de los residuos de carbón quemado por los barcos de vapor a partir del siglo XVIII.
La situación es muy preocupante en el Mediterráneo, dice Joan B. Company, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar. Este científico explica que “en algunos puntos del Mediterráneo hemos extraído más basura que biomasa”.
Para el muestreo, los investigadores lanzaban una red de malla fina. De cada captura se clasificaba, por un lado, la biomasa, y por otro, la basura, separándola por tipos: plástico, metal, cristal, aparejos de pesca abandonados, escoria de carbón u otros tipos de basura.
“Hemos hallado desde lavabos de cerámica enteros, hasta la caja de la balsa salvavidas de un F15 (un avión militar) o un maletín. Gran parte de la basura llega al mar a través de los ríos y, después de pasar por la plataforma continental, desciende por el talud continental y se acumula al final de éste”, explica Joan B. Company.
"Algunas áreas de los fondos marinos parecen auténticos vertederos” explica Miquel Canals, de la Universitat de Barcelona. "En el océano, se encuentra basura por todas partes, desde en regiones remotas, como el Ártico o los mares del Sur, hasta las zonas abisales, a miles de metros de profundidad. En el fondo, la basura se encuentra tanto en forma de objetos sólidos –sobre todo plásticos y latas de bebida- como de productos de desintegración, como los microplásticos. En las zonas de gran actividad pesquera, abundan restos de artes de pesca”.
Fuente: La Vanguardia y Clarín
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