Desde sismos y rayos hasta accidentes de
tráfico y caídas de gran altura, el cuerpo humano cuenta con varios mecanismos
para intentar sobrevivir.
Las circunstancias en las que ocurren los
accidentes influyen en la recuperación.
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Lo primero le pasó al inglés Tom Stilwel,
quien en junio se cayó de un balcón de un piso 15 en Auckland, Australia. Lo
segundo le sucedió un mes después en Nuevo México, Estados Unidos, a la
embarazada Kendra Villanueva, quien luego dio a luz a un bebé sano.
Son eventos poco comunes que ocasionan en el
cuerpo heridas similares a las que pueden causar incidentes más frecuentes,
como accidentes en diferentes medios de transporte, explosiones o terremotos.
Los científicos explican que si a una persona
le cae un rayo, la descarga eléctrica que recibe pasa por el corazón y lo para,
lo que con mucha frecuencia genera una muerte instantánea. Si no es el caso,
puede dejar lesiones internas graves, además de quemaduras que van desde el
punto de entrada hasta el punto de salida del rayo.
En el caso de una caída desde un sitio muy
elevado o de un terremoto, las lesiones suelen estar relacionadas con la
ruptura de huesos o falta de circulación sanguínea.
Por ejemplo, personas atrapadas bajo los
escombros que dejó un movimiento telúrico con frecuencia tienen problemas en el
sistema circulatorio. El peso de las estructuras los aplasta y, por esa razón,
puede producirse un coágulo en las arterias, lo que en el peor de los casos
lleva a la amputación de la extremidad afectada.
Las lesiones pueden variar dependiendo del
tipo de accidente que haya sufrido el individuo, pero la reacción del organismo
suele ser la misma.
Activación del instinto
Cuando el cuerpo está sometido a una situación
de estrés como cualquiera de las descritas antes, se "enciende" el
sistema nervioso simpático. A través de una serie de mecanismos biológicos y
fisiológicos -como el aumento en las pulsaciones o la respiración superficial-,
el organismo se activa para tratar de preservar el funcionamiento de órganos
vitales como el corazón y el cerebro.
"Es un instinto de supervivencia y de
preservación que, dependiendo de la gravedad de las heridas, tiene éxito", explicó Juan González Armengol, médico especializado en
emergencias y presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y
Emergencias.
La liberación de hormonas en una situación de
tensión, bien sea psicológica o física, es fundamental para el organismo porque
lo prepara para lidiar con esa circunstancia, dijo Octavio
Ávila, médico y subdirector de la
Cruz Roja de México.
"La primera hormona que se libera es la
adrenalina que, entre otras cosas, fortalece los músculos, lo que ayuda a que
la sensación de dolor disminuya. Hay casos en los que una persona puede correr
pese a tener una fractura en la pierna."
Ávila también afirmó que los procesos
metabólicos de respuesta al trauma se suceden en cadena en el cuerpo.
"En líneas muy generales podría decirse
que la primera etapa es hormonal, ciertas glándulas secretan sustancias como el
cortisol o las hormonas tiroideas. La segunda etapa es celular, allí se activan
los glóbulos blancos y los leucocitos, entre otros. En este escenario, las
sustancias proinflamatorias y las contrainflamatorias también juegan un papel
importante. Del balance que logren depende mucho la evolución del
paciente."
Diferencia entre la vida y la muerte
Ambos especialistas coincidieron en que la cantidad
visible de sangre no suele ser un indicativo de la gravedad de las heridas.
Alguien puede llegar a la sala de emergencia de un hospital absolutamente
cubierto de sangre, pero resulta que lo que tiene es superficial. Por el
contrario, otra persona llega caminando, aparentemente bien, y el bazo podría
estar a punto de romperse. Un ejemplo de este último caso podría ser el de una
persona que se cae del balcón de un edificio.
Mientras más pronto se atienda al herido, más posibilidades tiene de recuperarse. |
En este sentido es importante estar preparado
ante la posibilidad de que se presenten complicaciones. De esta manera se
disminuye el riesgo de muerte y el desarrollo de lesiones posteriores.
"En caso de politraumatismos severos se
debe seguir el protocolo Apoyo Vital Avanzado en Traumas (ATLS, por sus siglas
en inglés)", señaló el médico español.
Este programa de atención traumatológica,
utilizado en varios países, está compuesto por cinco pasos que deben repetirse
constantemente:
- El primero es revisar si hay alguna obstrucción que le impida al paciente respirar.
- El segundo es auscultar el tórax para determinar si hay heridas internas que puedan dificultar la respiración.
- A continuación se analiza la circulación para prevenir hemorragias.
- Luego se descartan problemas neurológicos.
- Y finalmente se debe mantener al herido sin ropa, pero con cobijas para evitar que sufra de hipotermia.
La "hora de oro"
Para González Amengol, las circunstancias que
generaron las lesiones son fundamentales en la posibilidad de supervivencia que
tiene alguien que haya sufrido un accidente muy grave.
En un accidente de automóvil, por ejemplo,
influye si la colisión fue por atrás o por un lado o si alguien perdió la vida.
Cuando una persona sufre un accidente, se liberan hormonas que ayudan a sobrellevar las lesiones. |
Ávila añadió que la posibilidad de que el
paciente evolucione está condicionada por muchos factores. "Algunos de
ellos son la condición de salud del paciente previa al accidente - una persona
con diabetes o alguna enfermedad degenerativa tiene un cuadro más complicado-
la resistencia de los órganos y la gravedad del trauma".
Otro elemento fundamental para el subdirector
de la Cruz Roja
en México es que el paciente sea trasladado a una unidad especializada en
trauma, si termina en una maternidad o un centro de alguna otra especialidad,
las posibilidades de estabilizarlo pueden ser menores.
La rapidez con la que se produzca este traslado
también tiene un peso muy importante en la posibilidad de recuperación que
tiene alguien con heridas internas graves.
"Hay una 'hora de oro' justo después de
que se produce un accidente, y está demostrado que si se actúa en ese momento,
el paciente podría salvarse, cuanto antes se le atienda, más posibilidades
tiene de vivir. Claro, en situaciones extremas como alguna ruptura cardíaca o
de aorta, o un golpe con pérdida de masa encefálica, es muy probable que el
paciente muera en un lapso de más o menos 15 minutos", explicó González
Amengol.
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