Los mellizos María y Daniel tomados de la mano. |
Nueve meses en el vientre materno -tan juntos, pero separados- parece haber sido demasiado tiempo sin tocarse para Daniel y María.
Por eso nada más nacer, el instinto de los dos los llevó a
darse la mano, en una imagen inolvidable. Los dedos, todavía azulitos tras el
parto.
Los mellizos se dan la mano, entrelazadas, apretadas con
fuerza, como si fuera una declaración de intenciones: seguir unidos en la
aventura que empiezan.
"Es un gesto precioso para recordar. Es un reflejo para
sobrevivir", dijo una de las médicas del centro de salud.
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