En la Catedral de Buenos Aires se recibieron donaciones para los afectado por las inundaciones. (Foto: Télam) |
Este
terrible temporal que afectó principalmente a la capital bonaerense, La Plata , y a la Ciudad de Buenos Aires dejó
al descubierto la inacción de los que nos gobiernan. Su incapacidad para
afrontar estos desastres naturales, que cada vez son más frecuentes, y su falta
de reflejos para dar soluciones rápidas.
Pero también, se volvió a ver la otra cara de la moneda. Esa que va de la mano de la solidaridad. ¡Qué hermosa palabra! Que emocionante fue ver a la gente movilizarse para ayudar al otro, brindarle su apoyo y extenderle su mano amiga.
Una
vez, y como en muchísimas otras dolorosas ocasiones, el pueblo argentino mostró
su increíble corazón solidario para ponerse, codo a codo, con el más
necesitado.
Que
gran ejemplo de unidad. Lástima que esta clase de actos no sea seguido por la
clase política argentina, que en vez tirar todos para un mismo lado gastan sus
energías en echarse culpas unos a otros.
Me
pregunto por qué nuestros gobernantes no recapacitan y se ponen del lado de la
gente. Es hora de que caminen junto al pueblo y que gobiernen por y para ellos.
Sabemos
que hacen faltas obras, infraestructura y grandes inversiones. Este es el
momento de poner manos a la obra. Es la hora de la acción y no de las palabras.
¿Hacen falta más muertes para darse cuenta? ¿51 muertes en La Plata y 6 en la Ciudad de Buenos Aires no
son suficientes?
Pero
quiero volver a la gente, a las ONGs, a Red Solidaria, a Caritas, a la
Cruz Roja y a esos millones de anónimos que
se acercaron para llevar alimentos y ropas para asistir a los que perdieron
todos. Esta solidaridad es la que me da esperanza para seguir creyendo. Mi
admiración y agradecimiento para todos ellos.
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