Foto: UNIVERSITY OF CALIFORNIA - SAN DIEGO |
Las partículas de la atmósfera superior atrapadas en un montón de nieve a gran profundidad muestra las huellas
químicas de los fenómenos meteorológicos globales, según identificó un
equipo de la Universidad
de California, San Diego (Estados Unidos) y un científico de Francia.
Anomalías en el
oxígeno que se encuentran en partículas de sulfato coinciden con varios
episodios de la interrupción mundial de clima conocido como El Niño y que se
distingue de señales similares que dejó la erupción de enormes volcanes,
informó el equipo en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
"Nuestra
capacidad de vincular las firmas químicas a conocidos acontecimientos hará que
sea posible reconstruir a corto plazo otras variaciones similares en las
condiciones atmosféricas de la prehistoria conservadas en hielo polar",
dijo Mark Thiemens, decano de la
División de Ciencias Físicas y profesor Química y Bioquímica,
que dirigió la investigación y desenterró gran parte de la nieve.
Thiemens, el
estudiante graduado Justin McCabe y su colega Joel Savarino, del Laboratorio de
Geofísica Glaciológica y Medioambiental en Grenoble, Francia, excavaron con
palas un pozo de seis metros de profundidad en la nieve cerca del Polo Sur.
"A una altura de 10.000
pies (unos 3.050 metros ) y 55 grados bajo cero, era
complicado", contó Thiemens.
Sus esfuerzos
debían superar 22 años de nevadas y una pila de copos de nieve individuales, algunos
de los cuales cristalizaron alrededor de las partículas de sulfato que se
formaron en los trópicos. Los sulfatos atmosféricos forman cuando el dióxido de
azufre (una molécula de azufre y dos de oxígeno) se mezcla con aire y gana dos
moléculas más de oxígeno, lo que puede ocurrir de varias maneras diferentes,
algunas de las cuales favorecen la adición de variantes de oxígeno, o isótopos,
con uno o dos neutrones extra, según mostró el trabajo previo de grupo de
Thiemens.
A diferencia del
hielo polar, que comprime meses de precipitación con tanta fuerza que la
resolución se mide en años, la nieve relativamente suave permitió al equipo
resolver el expediente de la química atmosférica a escala mucho más fina.
"Esa fue la clave -señaló Robina Shaheen, científica del proyecto en el
grupo de investigación de Thiemen y directora del análisis químico-. Esto fue
cada seis meses y esa alta resolución dejó claro que podemos rastrear un evento
estacional, como El Niño-Oscilación del Sur ".
El Niño-Oscilación del
Sur (ENSO, en sus siglas en inglés) es un fenómeno mundial complejo que
comienza cuando los vientos alisios fallan permitiendo apilarse en el Pacífico
tropical occidental para chapotear hacia América del Sur en una corriente
cálida que altera la vida marina y la pesca de Perú y Chile, así como los
patrones de las lluvias, dejando partes del planeta empapadas y otras con
sequía.
El aire calentado
por encima de la superficie del mar eleva el dióxido de azufre a la
estratósfera, donde es oxidado por el ozono, lo que le confiere un carácter
marcadamente diferente, un patrón anómalo de las variantes de oxígeno a las
partículas de sulfato resultantes. En las muestras de nieve antárticas, los
químicos encontraron rastros de estas anomalías de oxígeno en sulfatos
atrapados dentro de las capas de nieve que cayeron durante fuertes temporadas
de El Niño.
Los volcanes
también pueden disparar compuestos de alto contenido de azufre a la atmósfera
donde reaccionan con el ozono para producir sulfatos con anomalías de oxígeno.
Tres grandes volcanes, El Chichón, Pinatubo y Hudson Cerro, entraron en
erupción a lo largo de este tiempo de muestreo, que se extendió desde 1980
hasta 2002 y abarcó tres eventos de ENOS también.
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