Los tratamientos más comunes para el cáncer infantil tienen riesgosos efectos secundarios. |
La mayor causa de muerte por enfermedad en niños de uno a
cinco años es el cáncer y, sin embargo, es el área que más dificultades tiene
para reunir fondos para su investigación y el que menos planes de ayuda tiene
en el mundo desarrollado.
Esta es la conclusión a la que llegaron expertos en cáncer
infantil que formaron parte de una nueva serie de la revista Lancet Oncology.
La falta de fondos, las estrictas regulaciones y la ausencia
de interés por parte de la industria farmacéutica amenaza con ralentizar la
tasa de supervivencia de cáncer infantil en países desarrollados. Mientras que
la carencia de políticas sanitarias en los países de medianos y bajos ingresos
son -en buena parte- responsables de que la mortalidad de cáncer infantil esté
en el 90%.
"En el llamado mundo occidental, para tratar cáncer en
niños lo que tenemos básicamente es cirugía, radioterapia y
quimioterapia", explica Kathy Pritchard-Jones, jefa de la
serie y profesora del Instituto de Salud Infantil del University College de
Londres, en Reino Unido.
"Todos tienen efectos secundarios, particularmente en
niños menores de cinco años", que representan la mitad de los casos de
cáncer infantil. "Les estás dando este tratamiento a niños que crecen muy
rápido y que pueden tener efectos secundarios permanentes", advierte la
experta.
Por otra parte, el 20% de los niños que tengan o desarrollen
cáncer en el mundo desarrollado morirá por la falta de tratamiento disponible
para combatir los tipos más complicados de esta enfermedad.
Pruebas costosas
"Necesitamos tratamientos nuevos. Existen cientos de
medicamentos para cáncer en adultos, pero para saber cómo usarlos en niños,
necesitamos realizar pruebas clínicas", agrega Pritchard-Jones.
Estas pruebas son muy costosas. Para obtener un grupo
representativo de pacientes se requiere de cooperación internacional. Y la
falta de inversión sostenida a largo plazo para la investigación y desarrollo
agrava la situación.
Además, en los últimos años es la industria farmacéutica, y
no la comunidad de expertos, la que ha estado decidiendo qué pruebas clínicas
se deben hacer a fin de cumplir con las regulaciones internacionales.
"Es muy difícil persuadir a las farmacéuticas, quienes
hacen los medicamentos, que hagan pruebas clínicas en niños, debido a que no
hay un incentivo monetario detrás", explica la experta.
Hace unos años, en Estados Unidos y Europa se introdujeron
regulaciones para la medicina pediátrica que buscaban incentivar a la industria
a invertir en nuevos estudios. "Pero lo que descubrimos es que las
compañías lo ven como una obligación, así que quieren invertir en estudios que
sean rápidos y, con frecuencia... podría decir que en los casos más raros para
hacer pruebas clínicas, casos muy escasos de la enfermedad en niños",
comenta Pritchard-Jones.
"Y nosotros lo que queremos es investigar más en los
casos más comunes como son (cáncer) de cerebro o leucemia, para mejorar los
tratamientos."
Curables pero sin tratamiento
Estas dificultades en el mundo desarrollado tienen cierto
impacto en el mundo en vías de desarrollo. Según los expertos, impiden
desarrollar medicamentos más económicos o más fáciles de aplicar en zonas
precarias como el Sahara.
Los planes de salud pública pueden mejorar para salvar
cientos de miles de vidas.
|
"La forma en que los países desarrollados ayudan a
aquellos en desarrollo es adaptando los protocolos de tratamiento para que sean
usados efectivamente en al menos algunos de los niños con cáncer en esas
regiones", señala la especialista.
Se trata de tratamientos menos complicados que no requieren
de una infraestructura sanitaria que arrope al niño y a la familia afectada.
Sin embargo, son los planes de salud pública los que pueden
mejorar para salvar cientos de miles de vidas.
Según los últimos cálculos de la Organización Mundial de la Salud, el
cáncer es responsable de unas 100.000 vidas al año en niños menores de 15 años
en todo el mundo. Debido a que es el mundo en desarrollo el que tiene la tasa
infantil más elevada -cerca del 90% de los niños con cáncer vive en estas
regiones- es aquí donde mueren más pequeños por esta enfermedad.
"La cruel realidad es que el acceso a tratamientos es
muy escaso en países de ingresos bajos y medios. Una proporción desconocida de
niños con cáncer potencialmente curable nunca recibe tratamiento -ni siquiera paliativo-
y la mayoría que lo recibe muere de todas formas", dijo a la agencia
EurekAlert el profesor Ian Magrath, de la Red Internacional
para la Investigación
y Tratamiento de Cáncer, en Bélgica.
Kathy Pritchard-Jones explica que algunos de los retos observados
en varias partes del mundo no tienen mucho que ver con los ingresos del país o
el gasto de su salud pública, sino en la motivación de los políticos para crear
y desarrollar una infraestructura sostenible que reconozca las necesidades
específicas de los niños con cáncer.
La experta cita como ejemplo México, donde el abandono de
tratamientos ha disminuido del 35% al 4% gracias a una combinación de la
introducción de seguro para las familias más necesitadas, el desarrollo de
protocolos de tratamiento y la acreditación de 49 programas para cáncer
infantil.
Pritchard-Jones también alaba los esfuerzos en
Centroamérica, gracias a la cooperación directa con Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario