Los pekineses urgen al gobierno a poner freno a la
contaminación tras declararse la alarma por la nube de contaminación que
envuelve la ciudad How Hwee Young. (EFE).
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La densa nube de contaminación que envuelve Pekín se ha extendido a más del 13 por ciento de la superficie total
del país, 1,3 millones de kilómetros cuadrados en el este y el centro del
territorio, informó el Ministerio de Medio Ambiente en Pekín.
Su magnitud ha vuelto a provocar la cancelación de alrededor
de treinta vuelos, tanto domésticos como internacionales, y a motivar que las
autoridades insten a la población a quedarse en sus casas.
Los medidores instalados en la Embajada estadounidense
en la capital china registraban a las 16 hora local (08.00 GMT) 331
microgramos de partículas PM2,5 por metro cúbico de aire, que son un diámetro
inferior a las 2,5 micras y que por su tamaño pueden llegar a los pulmones o la
sangre.
Esta cantidad, aunque algo inferior a la que se registró
ayer, supera en veinte veces el máximo que la Organización Mundial de la Salud
(OMS) considera aceptable, establecida en 25 microgramos por metro cúbico. Por
ello, las autoridades municipales recomendaron a los niños, los ancianos y a la
población afectada por problemas cardiorrespiratorios no salir de sus hogares,
después de anunciar el cierre de 103 fábricas y retirar al 30 por ciento de los
vehículos oficiales de las carreteras pequinesas.
Hasta las 11 de la mañana (01.00 GMT), el aeropuerto de
Pekín había cancelado o retrasado alrededor de una docena de vuelos domésticos,
con conexiones, sobre todo, entre la capital y ciudades del norte de China,
también afectadas por la polución. Además, más de quince vuelos
internacionales, con destino a lugares como Tokio, Estambul, Moscú, Kuala
Lampur o Helsinki, también fueron anulados hoy.
Se trata del tercer día consecutivo que una nube de color
grisáceo, cada vez más opaca, cubre Pekín, por lo que cada vez resulta más
común ver ciudadanos protegidos por mascarillas.
Enero ha sido un mes especialmente negativo en lo que
respecta a la contaminación en la capital, desde que se registraron cotas
históricas de polución el día 12, cuando la concentración de partículas PM2,5
alcanzó los 993 microgramos por metro cúbico de aire.
Desde entonces, Pekín ha anunciado nuevas medidas, como la
retirada de la circulación de 180.000 vehículos obsoletos, y se ha comprometido
a reducir en un 2 por ciento anual las emisiones contaminantes.
Incluso el primer ministro del país, Wen Jiabao, se
manifestó preocupado por los niveles de contaminación, cuando el gobierno ha
sido siempre reticente a reconocer el problema. "Deberíamos tomar medidas
efectivas para acelerar la restructuración industrial y avanzar en el ahorro de
energía y de sustancias tóxicas", dijo el dirigente en declaraciones que
recogen los medios estatales.
La polución en la capital china proviene del alto número de
vehículos en circulación, el consumo de carbón -una de las fuentes de energía
más contaminantes- y las emisiones de las numerosas fábricas en su suelo y las
provincias aledañas.
Precisamente, los expertos subrayan que buena parte de la
polución de la capital proviene de la industria pesada instalada en las
provincias circundantes, por lo que sin acciones conjuntas las medidas que
adopte la municipalidad tendrán un efecto limitado. Otros abogan por adoptar medidas
más drásticas, como la prohibición a los vehículos particulares de circular en
días de alta contaminación.
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