Tigre siberiano, especie en serio peligro de extinción. |
Reducir el riesgo de extinción de las especies amenazadas y
establecer áreas de protección le costaría al mundo más de US$76.000 millones
anuales.
Los expertos aseguran que tal monto es necesario para
cumplir con los objetivos de conservación pactados para 2020.
Pero los científicos afirman que la cifra es tan solo una
quinta parte de lo que el mundo se gasta anualmente en refrescos, y apenas un
1% del valor de los ecosistemas que se pierden cada año, según señalan en la
prestigiosa publicación Science.
En 2002 los gobiernos del mundo acordaron reducir significativamente la pérdida de biodiversidad para 2010. Pero cuando llegó la fecha, no sólo no se había reducido sino que había incluso aumentado.
Costes significativos
En la
Convención sobre Diversidad Biológica celebrada en Nagoya ese
mismo año los gobiernos definieron una serie de objetivos para 2020.
Pero no hay datos disponibles sobre cuánto costaría proteger
a las especies y los espacios amenazados, y algunos expertos creen que es esta
incertidumbre sobre los costos lo que hace que los gobiernos no se comprometan
a financiar proyectos en este sentido.
Áreas amenazadas.
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Ahora varios expertos y científicos de universidades y
organizaciones conservacionistas han detallado los costos de proteger a todas
las especies amenazadas. También han calculado cuánto dinero haría falta para
establecer y expandir áreas protegidas, en un intento por cubrir el 17% de la
tierra y las aguas continentales.
El economista medioambiental Donald McCarthy, del grupo
conservacionista británico RSPB y uno de los autores del estudio, dijo que los montos son
significativos.
"Reducir el riesgo de extinción para todas las especies
costaría US$5.000 millones al año, pero para establecer y mantener una completa
red global de áreas protegidas haría falta bastante más inversión", explica McCarthy.
"Cubrir ambos objetivos podría costar unos US$76.000
millones anuales", añade.
Los investigadores se basaron en varias especies de aves
para calcular los costes de extinción para el resto.
Los científicos les pidieron a expertos de todo el mundo que
estimasen cuánto costaría hacer que los animales más amenazados de Lista Roja
de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)
desciendan de categoría.
"Un hallazgo importante de nuestro análisis fue que
salvar a las especies más amenazadas tiende a ser bastante más barato debido a
su tamaño pequeño, como la alondra de Raso, que vive en las islas de Cabo
Verde", señala McCarthy.
"Los expertos afirman que conservar estas especies
costaría menos de US$100.000 al año durante los próximos 10 años."
El dinero necesario para proteger tierras amenazadas se
calculó incluyendo estimaciones de cuánto costaría acabar con amenazas como la
deforestación y la caza furtiva, y también se incluyó la mejora de las zonas de
conservación que ya existen.
McCarthy asegura que si se lo compara con otros gastos
globales el monto de US$76.000 millones no es tan abultado.
"Es solo una fracción de lo que consumimos en refrescos
cada año, que es casi medio billón de dólares, el total requerido para las
especies en extinción y los parques naturales es menos de la mitad de lo que se
paga en bonos a los banqueros de las grandes entidades financieras de Wall
Street", afirma.
Decisiones difíciles
Aunque algunos científicos tienen dudas sobre si el mundo se
puede permitir tal gasto en un momento de crisis económica como el actual.
El profesor Tim Benton, de la Universidad de Leeds,
en Reino Unido, dice que habrá que tomar decisiones difíciles.
"Algunas especies son totalmente necesarias para sus
ecosistemas, pero ese puede no ser el caso en otras", dijo Benton.
"Así que en vez de intentar salvar todo en todas partes
deberíamos ser más estratégicos, en este mundo de recursos limitados, para
optimizar objetivos conservacionistas en vez de maximizar toda la biodiversidad
del mundo."
El doctor Andy Jarvis trabaja para la Centro Internacional
de Agricultura Tropical en Colombia y asegura que el objetivo de salvar a las
especies en todo el mundo va a ser difícil de realizar.
Jarvis cree que el aumento de la población y el cambio de
los patrones de consumo están poniendo presión adicional en el sistema alimenticio,
y la presión sobre la tierra se incrementará a su vez.
"Aunque sería fantástico poder disponer de todo ese
dinero, lo que permitiría asegurar la protección de ecosistemas en situación
crítica, es poco probable que suceda."
Pero McCarthy argumenta que al menos saber el coste de
aquello a lo que los gobiernos se comprometieron ha ayudado a añadir más
realismo al debate.
"La naturaleza no entra en recesión, de lo que estamos
hablando es de la desaparición irreversible de especies únicas y millones de
años de historia de la evolución que tienen que ser tenidos en cuenta."
"Todo esto son esencialmente inversiones en capital
natural, no son cuentas que pagar", concluye.
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