El diccionario de la Real Academia Española define el término diversidad como “Abundancia, gran cantidad de varias
cosas distintas”. En una primera impresión, si tenemos en cuenta la población
de nuestro planeta con acceso a Internet y el número de personas registradas en
las plataformas con más tráfico del mundo: Facebook, Twitter, Linkedin,
Myspace, Pinterest... podríamos pensar que este tema de las redes sociales es
de todo menos diverso.
Sería un mundo más bien con categoría uniforme. Un mundo
donde tenderíamos a estar todos registrados en las mismas redes. En base al
elevado volumen de tráfico de las plataformas más utilizadas, lo obvio sería
pensar que podemos contar con los dedos de una, o a lo máximo, dos manos el
número de las redes sociales que utilizamos para relacionarnos.
Pero, la
realidad es tozuda y viene a confirmar que la naturaleza de las personas es
diversa. Si hacemos un inventario de plataformas con un mínimo de un millón de personas registradas, encontramos que existen, nada más y nada menos que 74
redes sociales. Estas redes las podríamos catalogar según su uso: de interés
general, las que nos permiten compartir imágenes, vídeos, estilos de vida,
turismo, plataformas para dispositivos móviles, para organizar reuniones o
negocios, para jóvenes, adultos, relacionadas con Blogs y redes con éxito en
determinados países.
Si este nivel de diversidad no nos resulta del todo
convincente, a las categorías anteriores, habría que añadir la de redes
sociales “raras”. A modo de ejemplo del alcance de la diversidad de las redes
sociales, en esta categoría podemos encontranos con plataformas creadas para
los interesados en las barbas y bigotes, para los que se identifican con el
estilo gótico, los fans de la cultura manga, los amantes de tricotar lana, para
los que disfrutan con las telenovelas, los que se consideran guapos, los
fascinados con los zombies, para los fans del karaoke, los inteligentes, los
que quieren asegurarse un sitio en el cielo, para los que buscan compartir lo que han soñado, los que echan de menos a sus seres queridos, para las mujeres
interesadas en patrocinio de cirugía plástica, los que comparten enfermedades,
para aquellos a los que les gusta beber en los pubs, crear muñecas y
comercializar líneas de accesorios, para médiums y amantes del mundo espiritual, las mamás, para los amantes de los gatos y, ¡como no! la red para
los que son millonarios. A tener en cuenta que, en esta última, tan solo se
accede previa invitación.
Fuente: El País
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