Un camión cisterna extrae agua del río Nilo en Juba (Sudán del Sur). / CAMILLE LEPAGE (AFP-GETTY) |
Multinacionales, fondos de
inversión e incluso Gobiernos extranjeros se están quedando con sus aguas a
través de la compra o arrendamiento de ingentes extensiones de campos de labor.
Hasta ahora se había advertido del riesgo del acaparamiento de tierras, pero
estos días le ha llegado el turno al agua dulce.