Con el cambio climático y con menos
hielo marino, se acorta la temporada de caza para los osos polares. Y con una
temporada de caza más corta, más necesarias son las reservas de grasa.
Una cadena que implicará, a futuro, la supervivencia
"del más gordo" dentro de esta especie.
Así lo indica un estudio basado en más de 10 años de datos,
publicado en la revista de Ecología Animal de la Sociedad Ecológica
Británica.
La investigación abarcó una de las poblaciones más
meridionales de osos polares en el mundo en el oeste de la bahía de Hudson,
donde el hielo marino se derrite completamente cada verano y, por lo general,
se recongela desde finales de noviembre hasta principios de diciembre.
Y el equipo de la Universidad de Alberta que realizó el estudio se
dio cuenta de que los animales están luchando para hacer frente a los cambios
inducidos por el clima sobre el hielo marino.
Menos caza, más reservas
Los osos polares han evolucionado como un depredador muy
eficiente de focas en el hielo, pero el problema surge con la reducción de la
temporada de hielo sólido.
"Cuando el hielo se derrite en la bahía de Hudson, (los
osos) no son capaces de cazar focas y, por lo tanto, deben basarse
principalmente en las reservas de grasa para sobrellevar el período libre de
hielo", explica Seth Cherry, investigador líder del
proyecto.
A pesar de que los osos polares son excelentes nadadores, el
hielo marino juega un papel crucial para su supervivencia, ya que lo usan para
desplazarse, cazar, aparearse y descansar.
Cuando ocurre el deshielo, los osos deben trasladarse a
tierra firme. Una vez allí, no pueden cazar focas y debe confiar en sus
reservas de grasa hasta que vuelva el hielo.
"Si llegan antes a la orilla y la abandonan más tarde,
podrían llegar a estar nutricionalmente estresados debido a la prolongación del
plazo de ayuno", asegura Cherry.
Es decir, los cambios climáticos inducidos que causan que el
hielo marino se derrita antes, se forme más tarde, o ambos, probablemente
afectarán la salud general de los osos polares en la zona. "Al final, para
los osos polares, será la supervivencia del más gordo", comenta el
investigador.
La importancia de un trozo de hielo
Cherry y sus colegas querían descubrir cómo la
descongelación y posterior congelación del hielo marino afecta a la migración
de los osos.
"A primera vista, el hielo marino puede verse como un
entorno estéril, uniforme, pero en realidad, es extraordinariamente complejo y
los osos polares logran salir adelante, e incluso prosperar, en un hábitat que
se mueve bajo sus pies e incluso desaparece durante una parte del año. Este es
un logro extraordinario ", dice.
A partir de 1991-97 y 2004-09, supervisaron los movimientos
de 109 osos polares femeninos a través de collares de localización vía
satélite.
Marcaron sólo hembras porque los cuellos de los machos son
más anchos que la cabeza, por lo que no pueden llevar el collar.
El momento de la migración se puede predecir por la rapidez con que el hielo marino se derrite. |
Durante el mismo período, el equipo también controló la
posición y concentración del hielo marino mediante imágenes de satélite ya que
su ruptura y posterior recongelamiento son vitales para el proceso de
migración.
Los resultados apuntan a que el momento de la migración de
los osos polares se puede predecir por la rapidez con que el hielo marino se
derrite y se congela, y por cuándo ocurren concentraciones específicas de hielo
marino en una determinada área de la bahía de Hudson.
Según Cherry: "Los datos sugieren que en los últimos
años, los osos polares están llegando a la costa a principios del verano y
yéndose más tarde en el otoño. Estos cambios son precisamente los esperables
como resultado de un clima más cálido y puede ayudar a explicar otros estudios
que muestran el deterioro de la condición corporal y la producción de
cachorros".
Parir o comer
Según estimaciones recientes, la parte occidental de la
bahía de Hudson cuenta con una población de alrededor de 900 osos polares.
Este número ha disminuido desde la década de 1990, al igual
que el número de cachorros que sobreviven hasta la edad adulta.
El cambio climático que ha afectado la duración del deshielo
ha sido especialmente crítico para las hembras preñadas ya que al volver a
formarse el hielo éstas son las únicas que no regresan inmediatamente a
reanudar la caza.
Las hembras preñadas deben quedarse más tiempo en la orilla,
donde se encuentran las oseras donde paren y crían a sus cachorros hasta
febrero-marzo.
"Estos meses adicionales de ayuno, en combinación con
los requerimientos nutricionales de la crianza de cachorros recién nacidos hace
que las hembras preñadas sean particularmente vulnerables a la pérdida de
oportunidades de caza cuando el hielo marino se derrite más temprano de lo
normal", señala Cherry.
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