Cadáver de un elefante al que le han extraído los colmillos
en Camerún. (WWF)
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Tigres, elefantes y rinocerontes son las presas más
codiciadas para los traficantes de especies. El marfil de los colmillos de
elefante, los cuernos de rinoceronte y prácticamente todas las partes del tigre
son muy cotizadas en el mercado negro. Tanto, que el comercio ilegal de
animales y plantas ya se encuentra entre los más lucrativos del mundo, junto al
de drogas, personas, productos falsificados y armas según denuncia la
organización conservacionista WWF.
"Se gana mucho dinero y se arriesga poco". Así
resume Carlos Drews, director del programa internacional de especies de WWF, el
atractivo que para las organizaciones criminales tiene el tráfico de especies.
Según sostiene, mueve anualmente entre 13.000 y 20.000
millones de euros y que ya genera más beneficios que el contrabando de armas.
"Es un problema que trasciende a los ministerios de
Medio Ambiente. Es necesario que se involucren también Interior y Asuntos
Exteriores", reclama Drews. Y es que, según asegura, cada año mueren en
África central entre 50 y 100 guardas forestales en casos relacionados con el
tráfico de especies. "Se ha convertido en un tema de seguridad nacional.
El dinero del tráfico de especies se usa para financiar grupos
guerrilleros", denuncia el conservacionista durante su reciente visita a
Madrid, donde presentó las iniciativas que su organización está preparando de
cara a la Cumbre Internacional CITES que del 3 al 14 de marzo se celebra en
Bangkok (Tailandia).
Las siglas CITES corresponden a la Convención sobre el
Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, un
acuerdo internacional al que se han adherido de manera voluntaria 177 países
para velar para que el comercio internacional no amenace su supervivencia. Un
deseo que, según WWF, está aún lejos de cumplirse.
Por ello, en Bangkok reclamarán a los gobiernos que aumenten
las penas para los traficantes y que destinen más recursos a perseguir estos
delitos. Según Drews, su campaña actual se centra en la protección del trío más
amenazado por el comercio ilegal: tigres, rinocerontes y elefantes.
'Blanqueo' de marfil
Tailandia, anfitriona de esta cumbre, está en el punto de
mira de los conservacionistas por permitir el tráfico encubierto de marfil
aprovechando un resquicio legal. Se permite la venta del marfil nacional, lo
que está siendo utilizado para 'blanquear' marfil procedentes de otros lugares
del mundo, según denuncia WWF. Y es que determinar el origen del marfil es una
tarea muy compleja que facilita el tráfico de otros países.
Tailandia es junto con Nigeria y la República Democrática
del Congo los tres países que, según WWF, incumplen reiteradamente el convenio
CITES, por lo que durante la reunión de Bangkok pedirán que se inicien los
procedimientos para imponer sanciones.
En la primera jornada de la cumbre celebrada el domingo, el
Gobierno tailandés generó confusión con declaraciones contradictorias sobre la
prohibición del comercio con marfil. La primera ministra del país, Yingluck
Shinawatra, dijo en su discurso inaugural que el objetivo es prohibir la venta
de marfil, pero poco después su ministro de Medio Ambiente aseguró que no hay
ningún plan para acabar con el comercio legal con el marfil nacional.
"Como próximo paso trabajaremos para modificar las
leyes nacionales para acabar con el comercio de marfil", dijo Yingluck en
su discurso.
La organización ambientalista WWF, que exigía al gobierno
tomar esta decisión con una campaña que reunió más de un millón de firmas,
celebró el anuncio. "Es la primera vez que Tailandia anuncia esto
públicamente", indicó la ONG ,
al tiempo que reclamó un calendario concreto.
Sin embargo, el ministro de Medio Ambiente y Recursos
Naturales del país, Preecha Rengsom-Boonsuk, afirmó a la prensa que el gobierno
planea registrar a todos los elefantes y comerciantes. Los 4.000 animales de
cría serán fotografiados y se tomarán muestras de ADN. De ese modo se podrá
comprobar que el marfil realmente procede de ellos, y negó que vaya a haber una
prohibición generalizada.
Medicina tradicional
El auge de la demanda de los colmillos de elefantes está
mermando las poblaciones de estos emblemáticos animales, sobre todo en África
(el elefante de bosque es el que está más amenazado). Según datos de WWF, cada
año se mata hasta 30.000 elefantes africanos para el tráfico de sus colmillos.
Piel de tigre en Nepal. (WWF) |
Los paquidermos son codiciados por su marfil y los
rinocerontes por sus cuernos, que se cotizan a 45.000 euros el kilo: "Por
un rinoceronte vivo se pagan unos 30.000 dólares (22.000 euros)", señala
Drews. Vietnam es uno de los principales mercados del cuerno de este animal,
pues desde hace unos años se emplea como supuesto remedio para tratar el
cáncer, un uso que no respalda ningún estudio científico. "También se
utiliza de forma elitista para aliviar la resaca", añade.
Del tigre se aprovecha casi todo. Desde la piel a
prácticamente todas las partes de su cuerpo, que son muy apreciadas para la
medicina tradicional china. "De los 100.000 tigres que había a principios
del siglo pasado sólo quedan 3.200 ejempares", apunta Juan Carlos del
Olmo, secretario general de WWF España, que recordó que al furtivismo se añade
que el hábitat de este animal está muy fragmentado, otra amenaza para su supervivencia.
Los furtivos no han dudado en invertir en tecnología. Desde
el año 2007 aproximadamente han ido sustituyendo los arcos y las flechas por
rifles de largo alcance y tranquilizantes veterinarios. Para localizar a sus
presas usan helicópteros y equipos de visión nocturna.
Pese a los países que infringen reiteradamente el acuerdo
CITES, como la
Republica Democrática del Congo, Nigeria o Tailandia, Carlos
Drews valora muy positivamente los recientes avances de otras naciones, como
Gabón, comprometida recientemente con la protección de su biodiversidad.
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