La obra de la hidroeléctrica Néstor Kirchner se inicia en noviembre con polémica. (Fotos Fernando de la Orden) |
“El nivel del agua del lago va a estar regulado por el funcionamiento de la represa”, explica el ingeniero Gerardo Bartolomé, un conocedor de represas y un amante de la región del Santa Cruz. Después de hacer un estudio sobre los planos asegura que “en un día el nivel del agua podría subir o bajar con una diferencia entre 10 ó 15 centímetros. La oscilación puede producir una corriente en el frente del Perito, que aceleraría la cantidad de pequeños derrumbes. El glaciar así tendrá dificultad para avanzar y tocar la costa de la Península de Magallanes y los grandes derrumbes de cada 4 u 8 años podrían no llegar a producirse”.
Bartolomé después de estudiar el posible impacto creo una petición para juntar firmas en www.change.org/represayglaciar y así solicitar que el estudio de impacto ambiental -que exige la Ley General del Ambiente- se haga antes de que se inicien las obras. A su iniciativa se unieron grupos ambientalistas.
La represa Néstor Kirchner, a 150 kilómetros del Glaciar, es una de las dos hidroeléctricas que el Gobierno planea construir sobre el Río Santa Cruz. La otra lleva el nombre del ex gobernador santacruceño, Jorge Cepernic. Una obra que fue licitada en 2008, suspendida en 2010 por faltas de fondos, y reflotada recientemente. Esta será la obra de infraestructura más grande que deje como herencia el gobierno de Cristina Fernández. El emprendimiento -el segundo en tamaño de su tipo después de Yacyretá- generará 1.740 megavatios y sumará un 10 por ciento a la capacidad hidroeléctrica del país. Su costo será US$ 4.800 millones, que serán financiados por China. La concesionaria y constructora es también de capitales chinos asociados con argentinos. Su nombre es Represas Patagónica y la forman Electroingeniería, China Gezhouba Group e Hidrocuyo. El dinero chino llegará en noviembre, explicaron desde Electroingeniería a Clarín, y marcará el inicio de la obra. Clarín consultó al Ministerio de Planificación, desde donde aseguraron que darían información, pero finalmente no lo hicieron. Otras fuentes oficiales negaron que la represa vaya a generar consecuencias sobre el glaciar.“Es el lugar en el mundo de la Presidenta”, aseguró un funcionario para rebatir esta idea. También habría contratado a la Universidad de La Plata para que realice un estudio con modelos simulados.
Pero la hipótesis sobre las posibles consecuencias de la represa no es sólo de Bartolomé. Desde la ONG “Calafate al Natural” sostienen que lo que provocará la construcción y funcionamiento será un cambio en los ambientes naturales. También opina que la represa puede tener efectos negativos el geólogo Jorge Rabassa, investigador superior del Conicet (Ver “Será como..”)
“En caso de construirse tal como está pensada, una parte del lago que da sobre el pueblo (El Calafate) quedaría permanentemente cubierto con agua. En invierno ese sitio se congela y se usa para patinar y, en verano, está casi sin agua y es donde anidan unas 90 especies de aves”, explicó a Clarín Malena Biccio de “Calafate al Natural”. Desde la organización también piden que el estudio de impacto ambiental se realice antes. “Creemos que si bajan la cota del dique en dos metros sería mejor”, sostiene.
En Electroingeniería explican que “en algunas informaciones trascendidas existe una confusión con los proyectos desarrollados en los 70, que sí preveían una afectación a los niveles del Lago Argentino, cosa que ya ha quedado totalmente descartada”. Además informaron que “el cuidado del Perito Moreno ha sido una preocupación del Estado antes que de los ambientalistas” y que a ellos “los ocupa y preocupa”. Sostienen también que la Provincia aprobó la factibilidad ambiental y que la operación del embalse respetará el nivel del Lago. Bartolomé rebate esa idea al explicar que el problema no será el nivel del agua sino la alta velocidad de variación. La polémica está abierta. La construcción de las represas la genera en todas partes. En 2010, el ex presidente Lula anunció el inicio de la obra de Belo Monte en la selva brasileña. El estudio de impacto ambiental para la que será la tercera hidroeléctrica más grande del mundo duró cuatro años.
“La era de las mega represas debe terminar. Su impacto devastador fue reconocido por Naciones Unidas. Borrar del mapa a nuestro increíble río Santa Cruz sumado al riesgo para el glaciar es intolerable. Admiten que no hay estudio de impacto ambiental y dicen que lo harán con la obra, es ridículo”, dice Emiliano Ezcurra de Banco de Bosques. El tiempo corre para el glaciar.
Fuente: Clarín
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