viernes, 10 de enero de 2014

El planeta necesita salvar a los grandes animales carnívoros

Un estudio publicado en el revista 'Science' muestra el grave impacto provocado en los ecosistemas por la paulatina desaparición de especies como leones, lobos y tigres.


El planeta necesita salvar a las grandes fieras. Sin especies carnívoras como leones, tigres y lobos, la vida salvaje pierde buena parte de su equilibrio natural y se convierte en un conjunto de ecosistemas frágiles y dependientes, según corrobora un estudio científico internacional en el que se han analizado la importancia ecológica y el estado de conservación de 31 especies de grandes carnívoros. Los resultados de este trabajo se dan a conocer en un artículo que publica la revista Science.

La pérdida de biodiversidad es importante en el conjunto de especies pero, en muchos ecosistemas, es incluso más trascendental la desaparición de los animales carnívoros, recuerda el equipo de especialistas liderado por William Ripple, de la Universidad Estatal de Oregon (Estados Unidos).

Más del tres cuartas partes de las 31 especies de grandes carnívoros analizadas están disminuyendo y 17 especies ahora ocupan menos de la mitad de sus antiguas zonas de influencia, según destacan los autores del estudio. El sudeste de Asia el sur y el este de África y el Amazonas son algunas áreas en las que varias especies de grandes carnívoros están disminuyendo y, con algunas excepciones, los grandes carnívoros ya han sido exterminados en gran parte de los países desarrollados de Europa Occidental y el este de Estados Unidos.

Estamos perdiendo biodiversidad clave

"A nivel mundial, estamos perdiendo a nuestros grandes carnívoros", alerta William Ripple. En este sentido, explica que muchos de ellos están en peligro de extinción local o global y están desapareciendo al tiempo que los seres humanos están aprendiendo acerca de sus importantes efectos ecológicos.

Ripple y colegas de Estados Unidos, Australia, Italia y Suecia reclaman una iniciativa internacional para la conservación de los grandes depredadores. En concreto, sugirieron que tal esfuerzo se inspire en la Iniciativa de Grandes Carnívoros para Europa, un grupo científico sin fines de lucro afiliado a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Los investigadores revisaron los informes científicos publicados y señalaron siete especies que han sido estudiadas por sus efectos ecológicos generalizados o "cascadas tróficas", entre los que se incluyen leones africanos, leopardos, lince eurasiático, pumas, lobos grises, nutrias de mar y dingos.

Ripple y su colega de la Universidad de Oregón, Robert Beschta han documentado el impacto de pumas y lobos en la regeneración de las masas forestales y la vegetación ribereña en Yellowstone y otros parques nacionales de América del Norte. Estos expertos vieron que la presencia de menos depredadores conduce a un aumento en el avistamiento de animales como ciervos y alces, alterando la vegetación y cambiando las aves y pequeños mamíferos y otras partes del ecosistema en una cascada generalizada de impactos.

Los estudios sobre lince, dingos, lobos y nutrias marinas han encontrado efectos similares, según los autores. El lince ha estado estrechamente ligado a la abundancia de corzos, zorros rojos y liebres y, en algunas partes de África, la disminución de los leones y leopardos ha coincidido con un aumento dramático en los babuinos oliva, que amenazan los cultivos agrícolas y el ganado.

En las aguas de Alaska suroriental, una disminución de las nutrias de mar por la depredadora ballena asesina ha provocado un aumento de los erizos de mar y la pérdida de praderas de algas. Cuando los grandes carnívoros han sido restaurados, como los lobos en Yellowstone o el lince eurasiático en Finlandia, los ecosistemas han respondido rápidamente, según Ripple, quien argumenta que la naturaleza está altamente interconectada.

Fuente: La Vanguardia

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