viernes, 12 de abril de 2013

Las ballenas que sobrevivieron al fin de la Era de Hielo


No sólo son los mamíferos más longevos del globo, con algunos especímenes bordeando los dos siglos de edad, sino también pueden identificarse genéticamente con sus antepasados de hace unos 11.000 años.

A través de pruebas de ADN, los científicos comprobaron que las ballenas de Groenlandia rompieron la tendencia al sobrevivir a la última Edad de Hielo.

Andy Foote, investigador del Museo de Historia Natural de Dinamarca, con sede en la Universidad de Copenhague, es co-autor del artículo publicado en la revista Nature Communications.

"Con base en todos los estudios anteriores que utilizan ADN antiguo para estimar el tamaño de la población (...) parece que la tendencia fue que las especies adaptadas al frío se extinguieron o disminuyeron en número al final de la Edad de Hielo, por el aumento de la temperatura", dijo Foote.

Pero mientras que el destino de los ahora extintos animales terrestres de la edad de hielo está bien documentado, poco se sabe sobre cómo los animales marinos se vieron afectados por el rápido aumento de la temperatura.

Las ballenas de Groenlandia hoy habitan los mares del Ártico y dependen del hielo marino donde se alimentan de pequeños crustáceos.

El equipo de investigadores quería descubrir cómo les fue a las ballenas con el rápido cambio climático de la transición Pleistoceno-Holoceno, cuando el hielo marino esencial se retiró de su hábitat en el Mar del Norte.

Los científicos analizaron el ADN antiguo de restos de ballena parcialmente fosilizados encontrados en las aguas entre Gran Bretaña y Holanda, y en torno a Dinamarca y Suecia.

A partir del análisis, los científicos fueron capaces de utilizar los datos para crear un modelo de predicción del hábitat y la construcción de una imagen de los movimientos de las ballenas pasadas y su probabilidad de supervivencia.

En movimiento

El estudio mostró que las ballenas de Groenlandia cambiaron su rumbo, moviéndose hacia el norte, a las aguas árticas más adecuadas.

La cadena genética de la ballena de Groenlandia no se ha interrumpido por 11.000 años.
"El retroceso del hielo, en ese caso concreto, abrió grandes áreas en las que repentinamente apareció un hábitat con condiciones ideales para estas especies del Ártico", dijo Kristin Kaschner, investigadora asociada de la Universidad de Friburgo, Alemania.

Al explicar por qué estos animales marinos pudieron haber prosperado al final de la última Edad de Hielo, mientras que muchas poblaciones de mamíferos terrestres disminuyeron o perecieron, la especialista añadió: "La mayoría de los mamíferos marinos están acostumbrados a migrar grandes distancias de todas maneras (...) creo que es una de las cosas que funcionaron a favor [de las ballenas], que fueron capaces de rastrear su hábitat".

Eso se combinó con el hecho de que el retroceso del hielo les abrió la oportunidad de un nuevo hábitat. "Eso fue muy favorable para ellas", asegura la investigadora.

Según el modelo, el área de hábitat adecuado para las ballenas de Groenlandia se triplicó durante el período de transición y la especie registró un aumento significativo de población al mismo tiempo.

Los resultados muestran que las ballenas de la edad de hielo de Groenlandia pueden ser genéticamente identificadas como pertenecientes a la misma población que se encuentra en el Ártico hoy, con linajes que sobrevivieron desde el Pleistoceno hasta el Holoceno actual.

Hoy se cree que las ballenas de Groenlandia son los mamíferos más longevos del mundo, con algunos individuos, posiblemente, incluso llegando hasta los 200 años de edad.

El estudio es también el primero en descubrir que los gigantes marinos también viven en el sur del Mar del Norte.

Pero la población de ballenas del noreste del Atlántico está ahora amenazada por la caza intensa, según los investigadores.

El estudio también sugiere que el cambio climático podría presentar hoy una "nueva amenaza" para las ballenas. El equipo estima que el "hábitat básico adecuado" de estos animales del Ártico podría reducirse a casi la mitad a finales de siglo, lo que podría influir en las poblaciones futuras.

Fuente: BBC 

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