martes, 26 de febrero de 2013

Una fosa en la nieve del Polo Sur revela las claves de los ciclos climáticos

Foto: UNIVERSITY OF CALIFORNIA - SAN DIEGO

Las partículas de la atmósfera superior atrapadas en un montón de nieve a gran profundidad muestra las huellas químicas de los fenómenos meteorológicos globales, según identificó un equipo de la Universidad de California, San Diego (Estados Unidos) y un científico de Francia.

Anomalías en el oxígeno que se encuentran en partículas de sulfato coinciden con varios episodios de la interrupción mundial de clima conocido como El Niño y que se distingue de señales similares que dejó la erupción de enormes volcanes, informó el equipo en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

"Nuestra capacidad de vincular las firmas químicas a conocidos acontecimientos hará que sea posible reconstruir a corto plazo otras variaciones similares en las condiciones atmosféricas de la prehistoria conservadas en hielo polar", dijo Mark Thiemens, decano de la División de Ciencias Físicas y profesor Química y Bioquímica, que dirigió la investigación y desenterró gran parte de la nieve.

Thiemens, el estudiante graduado Justin McCabe y su colega Joel Savarino, del Laboratorio de Geofísica Glaciológica y Medioambiental en Grenoble, Francia, excavaron con palas un pozo de seis metros de profundidad en la nieve cerca del Polo Sur. "A una altura de 10.000 pies (unos 3.050 metros) y 55 grados bajo cero, era complicado", contó Thiemens.

Sus esfuerzos debían superar 22 años de nevadas y una pila de copos de nieve individuales, algunos de los cuales cristalizaron alrededor de las partículas de sulfato que se formaron en los trópicos. Los sulfatos atmosféricos forman cuando el dióxido de azufre (una molécula de azufre y dos de oxígeno) se mezcla con aire y gana dos moléculas más de oxígeno, lo que puede ocurrir de varias maneras diferentes, algunas de las cuales favorecen la adición de variantes de oxígeno, o isótopos, con uno o dos neutrones extra, según mostró el trabajo previo de grupo de Thiemens.

A diferencia del hielo polar, que comprime meses de precipitación con tanta fuerza que la resolución se mide en años, la nieve relativamente suave permitió al equipo resolver el expediente de la química atmosférica a escala mucho más fina. "Esa fue la clave -señaló Robina Shaheen, científica del proyecto en el grupo de investigación de Thiemen y directora del análisis químico-. Esto fue cada seis meses y esa alta resolución dejó claro que podemos rastrear un evento estacional, como El Niño-Oscilación del Sur ".

El Niño-Oscilación del Sur (ENSO, en sus siglas en inglés) es un fenómeno mundial complejo que comienza cuando los vientos alisios fallan permitiendo apilarse en el Pacífico tropical occidental para chapotear hacia América del Sur en una corriente cálida que altera la vida marina y la pesca de Perú y Chile, así como los patrones de las lluvias, dejando partes del planeta empapadas y otras con sequía.

El aire calentado por encima de la superficie del mar eleva el dióxido de azufre a la estratósfera, donde es oxidado por el ozono, lo que le confiere un carácter marcadamente diferente, un patrón anómalo de las variantes de oxígeno a las partículas de sulfato resultantes. En las muestras de nieve antárticas, los químicos encontraron rastros de estas anomalías de oxígeno en sulfatos atrapados dentro de las capas de nieve que cayeron durante fuertes temporadas de El Niño.

Los volcanes también pueden disparar compuestos de alto contenido de azufre a la atmósfera donde reaccionan con el ozono para producir sulfatos con anomalías de oxígeno. Tres grandes volcanes, El Chichón, Pinatubo y Hudson Cerro, entraron en erupción a lo largo de este tiempo de muestreo, que se extendió desde 1980 hasta 2002 y abarcó tres eventos de ENOS también.

Fuente: Europa Press 

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