viernes, 8 de febrero de 2013

El agujero de la capa de ozono en la Antártida se hace más pequeño

Foto: NASA
El agujero de ozono que cubre la Antártida es el más pequeño de los últimos diez años, según recogen diversos satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA), lo que supondría un éxito en las políticas internacionales para proteger esta capa vital de la atmósfera.

Desde el comienzo de la década de 1980, el agujero de ozono ha ido creciendo sobre la Antártida durante la primavera en esta zona -de septiembre a noviembre-, resultando en una disminución en la concentración de ozono de hasta un 70%.

La disminución del ozono es más extrema en la Antártida que en el Polo Norte, debido a que las fuertes rachas de viento generan una corriente de aire frío, que conduce a temperaturas extremadamente bajas. Frente a estas condiciones, los clorofluorocarbonos (CFC) tienen un efecto más potente en la capa de ozono, reduciendo su presencia y creando el conocido agujero.
Por el contrario, en el Ártico el efecto es mucho menos pronunciado debido a que las masas de tierra irregulares y las montañas del hemisferio norte impiden normalmente la acumulación de fuertes vientos.

La reducción de la capa de ozono en el hemisferio sur significa que las personas que viven allí están más expuestos a rayos ultravioleta cancerígenos. Los acuerdos internacionales sobre la protección de la capa de ozono -en particular el Protocolo de Montreal-  pueden haber detenido el aumento de las concentraciones de CFC, provocando una caída drástica de este fenómeno desde mediados de la década de 1990.

Sin embargo, la larga vida de los CFC en la atmósfera podría significar que para volver a valores de cloro en la estratosfera similares a 1960 habría que esperar hasta la mitad de este siglo.

En cualquier caso, la evolución de la capa de ozono se ve afectada por la interacción entre la química atmosférica y dinámica como el viento y la temperatura. Si las condiciones climáticas y atmosféricas muestran un comportamiento inusual, puede dar lugar a condiciones extremas de ozono, como el mínimo histórico observado en la primavera de 2011 en el Ártico o la reducción del agujero en la Antártida.

Fuente: Europa Press 

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