Antorchas de refinería emitiendo gases. (Efe) |
La concentración en la atmósfera de gases de efecto
invernadero, el principal acelerador del cambio climático, alcanzó nuevos
récords históricos en 2011,
ha revelado la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Según el último boletín anual de la OMM sobre esos gases,
presentado en Ginebra, desde la era preindustrial (1750) se han emitido a la
atmósfera cerca de 375.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, de los
que la mitad permanece en la atmósfera, mientras que el resto ha sido absorbido
por los océanos y la biosfera (los seres vivos de la Tierra ).
Los millones de toneladas de carbono en la atmósfera
"permanecerán en ella durante siglos, lo que provocará un mayor
calentamiento de nuestro planeta e incidirá en todos los aspectos de la vida en
la Tierra ",
advirtió al presentar el boletín el secretario general de la OMM , Michel Jarraud.
"Aunque detuviéramos las emisiones mañana, lo que
sabemos que no es posible, tendremos estos gases en la atmósfera por miles de
años", agregó, para enseguida señalar que no sólo su concentración
aumenta, sino que el ritmo al que lo hace se acelera cada vez más , de manera
exponencial.
No aseguran la absorción futura de los gases
Peor aún, los científicos no pueden asegurar que el planeta
seguirá teniendo la capacidad de absorber las cantidades de carbono y otros
gases que también contribuyen al cambio climático, como ha sucedido hasta
ahora.
"Ya hemos observado que los océanos se están volviendo
más ácidos como consecuencia de la absorción de dióxido de carbono, lo que
puede repercutir en la cadena alimenticia submarina y los arrecifes de
coral", dijo Jarraud.
En ese sentido, admitió que la ciencia aún no tiene una
plena comprensión de las interacciones entre esos gases, la biosfera terrestre
y los océanos.
La principal fuente de carbono en su forma de dióxido es la
quema de combustible fósil, como petróleo y gas, y el uso de la tierra
(deforestación de bosques tropicales).
El dióxido de carbono es el más abundante de los gases de
efecto invernadero de larga duración y su concentración actual representa un 40
por ciento más que en la era preindustrial, pero el metano y el óxido nitroso
también juegan un papel en este fenómeno.
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