miércoles, 28 de noviembre de 2012

Científicos de Cambridge estudian el riesgo de una rebelión robot contra los humanos

Fotograma de la película Terminator, donde las máquinas se rebelan contra el hombre. (Getty Images)

El Centro de Estudio de Riesgo Existencial, perteneciente a la Universidad de Cambridge, tiene previsto estudiar los riesgos de que la tecnología acabe con el ser humano en un futuro.

En concreto, el CSER va a investigar los peligros que suponen para el hombre nuevos campos como la biotecnología, la vida artificial, la nanotecnología y el cambio climático como resultado de la actividad del ser humano. "Muchos científicos están preocupados porque los desarrollos de la tecnología humana podrían suponer pronto nuevos peligros de extinción de toda nuestra especie", explican.

La seriedad que implica todos estos riesgos es "difícil de evaluar", pero en sí misma "parece una causa de preocupación" debido a "lo mucho que está en juego", asegura uno de los científicos. Además, creen que requieren más investigaciones de las que actualmente reciben. 

Por este motivo, se han unido un filósofo (Huw Price, profesor de Filosofía), un científico (Martin Rees, profesor emérito de Comsología y Astrofísica) y un emprendedor del campo del software (Jaan Tallin, uno de los fundadores de Skype). A ellos se les suman siete asesores de Cambridge y otros seis ajenos a la institución.

La idea es establecer un centro de investigación multidisciplinar en la Universidad en el que se puedan estudiar y mitigar este tipo de riesgos.

En el caso de la inteligencia artificial, algo visto en obras de ciencia ficción como Yo, Robot, 2001: Una odisea en el espacio o Terminator, considerna que "parece una predicción razonable que en algún momento de este siglo o el próximo la inteligencia escapará de las limitaciones de la biología", según declaró Price a AP. Y, cuando eso ocurra, "ya no seremos las cosas más inteligentes del lugar", lo que nos pondría a merced de máquinas que, si bien "no son maliciosas", "no nos incluyen" entre sus intereses. Por ello, aunque parezca un riesgo lejano, Price, Rees y Tallin han preferido estar preparados desde el primer momento para saber cómo enfrentarse al momento en el que las máquinas comiencen a destinar los recursos del mundo a sus propios fines y necesidades.

Fuente: La Vanguardia

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