viernes, 18 de mayo de 2012

Juan Carr: sólo el amor puede sostener


Juan Carr


Hace años creó un proyecto que se mantiene como vínculo entre el que necesita y el que puede dar. Este año, por quinta vez, está nominado para el Premio Nobel de la Paz. Vida y obra de un hombre que se convirtió en sinónimo de solidaridad y lucha contra la injusticia.

“Nosotros somos cualquier persona, somos los cualquieras -dice el creador de Red Solidaria-. La red es un modelo para que la gente común haga. La gente común puede traer una frazada, mandar por e-mail la foto de un chico perdido, ser donante de órganos.”

Cuenta que una noche, mientras estaba entre un grupo de voluntarios que entregaba abrigo y comida a gente en situación de calle, una voluntaria no lo reconoció y se puso a explicarle qué era la Red Solidaria. “Fue un momento mágico. Alguien me explicaba en la calle lo que habíamos soñado hacía años. Me lo explicaba perfecto”.

Lo que no cuenta tan frecuentemente es que en1983, antes de la creación de la Red, todo se detuvo. Un tumor hizo que durante cinco años Juan se dedicara a retener la vida. Controles cada mes, cada dos meses, cada seis meses y cada año. En marzo de 1988, el último. En septiembre de ese año, como todo indicaba que, al final, no se iba a morir, se casó con María, su novia. Los médicos les decían que no iban a poder tener hijos. Tuvieron cinco.

“Yo tengo los problemas que tiene todo el mundo -asegura-. De personalidad especial, nada. Todavía no pagué las últimas dos cuotas del colegio de mis hijos. Tengo unas goteras en mi casa. Lo que sí puedo decir es que en la situación de sufrimiento me volví muy respetuoso del dolor de los demás. Y que reafirmé todos los sueños que tenía. Reafirmé un estilo de vida cristiano. Reafirmé mi fe.”

Y un día, casi sin querer, Juan puso a prueba su ego. Creó, con cinco amigos, la Red Solidaria y se arriesgó a convertirse en un personaje público. Ser menos Juan y más Juan Carr. Sobre él dice el rabino Daniel Goldman: “La tradición judía dice que el mundo se sostiene gracias a 36 justos. Yo no sé decir si Juan es el más bueno del mundo, pero te aseguro que es uno de los 36 justos. Gracias a Juan y a 35 personas más, que yo no conozco, el mundo se mantiene”.

Fuente: La Nación

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